Aferrado a un clavo ardiendo
Martínez de Irujo, con limitaciones en su zurda, supo sufrir para derribar la gran defensa de Urrutikoetxea y jugará su octava final.

Comentaba el de Ibero en la previa que estaba dispuesto a morir en la cancha por entrar a la final y menos mal que estaba preparado. Primero porque esa zurda que trató de guardar al comienzo del choque le volvió a generar un suplicio a partir del ecuador del partido, pero también porque Mikel Urrutikoetxea le exprimió al máximo.
Y eso que el de Zaratamo comenzó algo agarrotado, la pelota no le salía con velocidad de su derecha y el favorito para la cátedra logró escaparse en el marcador 8-1.
Sin embargo, tratando de guardar su zurda todo lo posible, los tantos se alargaron y endurecieron, sumando hasta 50 pelotazos en los cuatro primeros tantos. Irujo confió todas sus posibilidades a su derecha y pegó y pegó, pero Urrutikoetxea respondió con una fantástica defensa, sobre todo en pelotas perfectamente arrimadas a la pared que el de Zaratamo respondió con pasmosa facilidad.
Restos a bote
Aunque ninguno de los dos hizo excesivo daño con su saque, sí que el cambio de pelota trajo consigo un nuevo escenario. Irujo revolucionó en su día el mano a mano con sus posturas, pero ayer, por eso de no forzar la zurda, renunció a restar de aire y su rival lo aprovechó para venirse arriba gracias al saque-remate. Hubo momentos en los que parecían jugar con los papeles cambiados, entrando más de aire el vizcaino e intentando jugar más largo Irujo y el partido se igualó en su ecuador (11-11).
No obstante, el de Aspe nunca perdió el mando del marcador. Decidió dar un paso adelante, cerrar los ojos, apretar los dientes y seguir sufriendo ante un rival que tampoco cedía ofreciendo tantos de gran factura, como ese 16-12, en el que el vizcaino llevó una pelota apoyando sus pies en la pared izquierda, en una jugada más propia de la cesta punta.
En la recta final, Irujo siguió y siguió insistiendo y se aferra a la posibilidad lograr una de las txapelas más trabajadas y sufridas de su extensa carrera.

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