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La Policía mató a más de 1.100 personas en 2015 en Estados Unidos

El primer recuento independiente de abusos policiales en EEUU contabilizó 1.100 civiles muertos en 2015, una cifra preocupante que confirma la necesidad de reformar el modo de actuar de las fuerzas de seguridad.

Las últimas muertes ocurrieron el 26 de diciembre en Chicago, cuando una patrulla que había sido requerida para resolver una simple disputa familiar abatió a un joven de 19 años con trastornos síquicos, Quintonio LeGrier, y a su vecina, Bettie Jones, madre de cinco hijos.

Este tipo de tiroteos son frecuentes en EEUU, y en Chicago –la tercera ciudad del país– fue como arrojar leña al fuego que ha estado ardiendo a pesar de la destitución del jefe de la &bs;Policía en diciembre.

La situación llevó al alcalde demócrata, Rahm Emanuel, a anunciar que duplicará la cantidad de pistolas eléctricas Táser de los policías y que reforzará su formación.

Este exjefe del Gabinete de Barack Obama ha sido muy criticado tras ser acusado de intentar encubrir el escándalo provocado por el homicidio del adolescente negro Laquan McDonald, que recibió 16 disparos de un agente blanco.

LeGrier, Jones y McDonald eran negros y en EEUU, los negros representan una parte altamente desproporcionada de las víctimas mortales de la Policía.

No obstante, el FBI no publica este tipo de estadísticas, lo cual le ha valido duras críticas. Para contrarrestarlo, “The Washington Post” y la edición estadounidense de “The Guardian” difundieron sus propios recuentos de 2015, un año en que los abusos policiales lograron una gran atención mediática gracias a la cantidad de videos –filmados por civiles o por policías– que provocaron grandes escándalos por sus duras imágenes.

Según el sitio The Counted de “The Guardian”, 1.130 personas murieron a manos de la Policía hasta el 31 de diciembre, a tiros, por descargas de una Taser, atropellados por una patrulla o mientras estaban detenidos.

“The Washington Post”, que solo cuenta las personas abatidas, contabilizó 979 civiles muertos por policías. Estas víctimas se dividen en tres categorías: quienes estaban armados y representaban una amenaza, quienes sufrían de trastornos mentales y quienes huían de un arresto. En la mayoría de los casos en los que la policía abatió a un sospechoso armado, el agente era blanco, señala el diario. Un 40% de las personas no armadas abatidas eran hombres negros, que solo representan 6% de la población estadounidense.