Amaia U. LASAGABASTER

15 AÑOS, 100.000 KILÓMETROS Y UNA TONELADA DE ÁNIMO

No son demasiados, apenas un centenar, pero sus voces componen cada domingo la banda sonora de Ipurua, o de cualquier otro campo en el que juegue el Eibar. Porque, desde hace tres lustros, la peña «Eskozia la Brava» no deja solo a su equipo ni a sol ni a sombra.

Este mes de marzo se cumplen quince años del nacimiento de «Eskozia la Brava». No son muchos, como tampoco lo son sus miebros en este fútbol de grandes números, quizá porque equivalen en la grada a la sobriedad del Eibar. El equipo de sus amores, al que no han abandonado en estos tres lustros, en los que han compuesto la banda sonora de la grada de Ipurua.

Y de casi todos los campos por los que ha pasado la escuadra azulgrana. El cuentakilómetros de la peña –la más veterana del equipo– supera ampliamente los 100.000, siempre por carretera excepto a las islas y contabilizados en su mayoría en los últimos siete años. «Cuando bajamos a Segunda B decidimos que el equipo nos necesitaba más que nunca y fuimos prácticamente a todos, ochenta en cuatro años. Y desde Segunda A, habremos dejado de estar en un par de partidos como mucho», explica el presidente de Eskozia la Brava Joseba Combarro. «A veces los viajes son multitudinarios, llenando autobuses, y a veces vamos media docena. Pero siempre alguien, aunque sea entre semana, lejos y haciendo malabares con los horarios de trabajo y demás».

Una paliza que, curiosamente, no siempre acaba en el campo. «Es que cada vez es más difícil animar. Nosotros no solo queremos estar con el equipo, nos gusta el viaje, el conocer otros sitios, relacionarnos con otras aficiones y, ya en el campo, no dejar de saltar y de animar. Y eso cada vez es más complicado. O te retienen para entrar corriendo, o te quitan las pancartas, o entre cacheos y demás acabas entrando media hora tarde, todos quietos y vigilados... Más de uno acaba dando media vuelta y viendo el partido en un bar cerca del campo tomándose una cerveza con gente de allí. Cada vez hay más trabas para todo», explica. De hecho, aunque deportivamente suponga tocar techo, la Primera es la categoría en la que menos disfruta Combarro como aficionado. «Puede ser la que más disfrutas con el equipo pero la peor para animar. Y es porque los dirigentes del fútbol piensan en cualquier cosa menos en los aficionados. Es difícil viajar, organizarse, entrar, animar... No nosotros, todos. Mira lo que ha pasado en Vallecas esta temporada; o en Cádiz, que el otro día no les dejaron meter una pancarta que llevaban metiendo 34 años. Y por lo menos en Eibar, en Ipurua, no nos podemos quejar, tenemos una buena relación con el club, que nos ayuda en todo lo que puede».

A cambio, el equipo recibe el apoyo inquebrantable de una peña que no se conforma con dar palmas. «Nos gusta hacer tifos, llevamos los bombos, las banderas... Y fuera del campo también nos gusta organizar cosas para dar ambiente», explica el presidente de la peña, que admite que la pasión tiene su precio, económico y personal. «Claro, pero lo hacemos porque queremos. Es dinero y es tiempo porque siempre hay cosas que preparar y que organizar, tenemos gente que se dedica a los tifos, chavales para la animación... Y además el tiempo que pasas en la carretera, por ejemplo. Pero sarna con gusto no pica».

Un gusto con dos vertientes. La social y la directamente pasional. «Lo mejor del fútbol son las hinchadas –explica, en este sentido, Combarro–. Poder viajar tú o que vengan otros a tu pueblo, aficiones con ganas de fiesta, de relacionarse, de pasarlo bien animando a su equipo y conociendo a otra gente... Es la mejor manera de vivir el fútbol y eso es algo que nosotros podemos vivir a través de la peña». Y además, claro, está el objeto de todo ese esfuerzo. Un equipo al que piden lo mismo que le dan, esfuerzo y reconocimiento. «Nosotros nos exigimos animar los noventa minutos porque minuto que no animas, gol que puede venir en contra. Y aplaudimos siempre el esfuerzo del equipo, al margen del resultado del partido», explica el eibarrés. La exigencia «al equipo es parecida. Que lo den todo y que cuando acabe el partido también reconozcan el esfuerzo de la afición. Sobre todo en esos partidos fuera de casa, que se pierden en el último minuto, o se han jugado mal, y el hincha que ha ido hasta allí ha estado animando hasta el último minuto... Que el equipo vaya a saludar y a agradecer el apoyo es algo que se agradece. Es una satisfacción para el aficionado ver que se le considera».

Una «recompensa» sorprendente

Satisfacciones han tenido muchas los peñistas de «Eskozia la Brava». Y alguna bien curiosa, como la que vivió el propio Combarro el pasado otoño, cuando fue recibido por representantes del Parlamento escocés.

«Fue toda una experiencia. Aprovechando el partido contra el Celtic del 75º aniversario, Maureen Burbidge, una escocesa que vive en Vila-Real, vino a Eibar y se puso en contacto con nosotros. Nos dijo que nos seguía desde hacía tiempo, que conocía nuestra historia... y que tanto hacer oir el nombre de Escocia, merecíamos “una recompensa”. Nosotros pensábamos ¿qué dice esta mujer? Pero acabamos allí. Nos recibió gente del Gobierno, intercambiamos regalos... Y también el Celtic, que nos trató de miedo. Fue increíble».

Un premio inesperado a quince años de fidelidad, que los peñistas esperan muchos más. «Espero que sí. Va entrando gente joven o sea que espero que se nos siga oyendo durante mucho tiempo».