EDITORIALA
EDITORIALA

El factor más importante, el punto más débil

Muchos son los factores que han provocado que el «no» se impusiese en el plebiscito sobre la paz en Colombia. La masiva abstención, la desinformación, la falta de garantías del acuerdo en varios sentidos, la nefasta gestión de los tiempos y los plazos, el castigo a un Gobierno impopular, el odio de algunos sectores sociales a los insurgentes, la tremenda brecha social, una situación económica que empeora afectada por dinámicas regionales y globales, la cultura política del país… todas esas y otras muchas han sido las causas de un resultado tan inesperado como inoportuno. Había alarmas evidentes, pero casi nadie ha querido atenderlas.

Ninguno de esos factores explica por sí solo lo ocurrido, pero en todos ellos se refleja la mayor debilidad que ha tenido este proceso de paz desde su inicio: la falta de conocimiento, debate, acompañamiento y apoyo del proceso por parte del pueblo colombiano. Un proceso que no ha estado en la agenda de medios y partidos colombianos hasta el final, un acuerdo que ha sido pergeñado entre las clases dirigentes con el respaldo de la comunidad internacional, que incluye una relevante dimensión social y que ha contado con la asesoría de la parte más organizada de la sociedad civil de uno y otro lado, pero que no ha aterrizado a nivel social hasta los últimos acontecimientos.

El plebiscito ha sido un error, o al menos su resultado refleja una sucesión de errores de los que aprender. Este resultado afecta a los acuerdos, a su vigencia y, sobre todo, a una implementación que ya era muy poblemática de antemano. Es cierto que el «no a la paz» no significa un «sí a la guerra», en tanto en cuanto no existe una estrategia alternativa para solucionar uno de los conflictos que más lastra el desarrollo del país, tanto en términos democráticos como socioeconómicos. Pero obliga a sus protagonistas a agudizar la inteligencia, la imaginación y la pedagogía política para encauzar esta oportunidad histórica.