Jon ORMAZABAL
PILOTA

Bengoetxea-Larunbe, «sufridores» con premio

Olaizola II-Untoria apretaron en el 17-18 a Irribarria-Rezusta, que lograron muy pronto su pase a la final.

IRRIBARRIA-REZUSTA 22

OLAIZOLA II-UNTORIA 18


En el «Un, dos, tres», concurso de referencia en la televisión del Estado español del siglo pasado, existía la figura de «los sufridores», concursantes que no intervenían directamente en la subasta, pero que al término del programa terminaban llevándose el mismo premio que aquellos que, desde el plató, sí tomaban decisiones y descartaban cuantiosos premios hasta quedarse con uno. Por edad, seguramente que Bengoetxea y Larunbe desconocerán su existencia, pero fijo que ayer vivieron algo muy similar mirando a lo que sucedía en el Bizkaia, con su pase a la final yendo y viniendo a sus manos, sin poder hacer nada para sujetarlo.

Como la víspera en el Labrit, donde sí pudieron intervenir, el sufrir les mereció la pena y estarán dentro de dos semanas jugándose la txapela ante unos Irribarria-Rezusta que habían ido «a jugar» y lo hicieron hasta el final, sin exprimir la posibilidad de especular que el reglamento y la disposición de la última jornada les había ofrecido.

Porque fieles al estilo que les había llevado hasta la antesala de la final, los zurdos guipuzcoanos despejaron la primera gran interrogante de la tarde en su santiamén. Su primer y principal objetivo era el de alcanzar el cartón 10 que les aseguraba su pase a la final, algo que consiguieron enseguida. Una pelota perfectamente arrimada a la pared izquierda por Irribarria, que fue a morir casi en el nueve sin que Untoria pudiera levantarla, supuso un punto de inflexión en el partido (10-3).

La primera pareja finalista estaba decidida y solo faltaba conocer el nombre de sus acompañantes, algo que estaba en sus manos. Y tras un leve gesto de alivio y reconfortamiento, decidieron seguir a lo suyo, pegar y pegar largos pelotazos hasta que el de Arama, muy entonado con el gancho de zurda, cazara la pelota buena. Con una pequeña pausa en un dominio incontestable hasta para un Untoria mucho más aseado que en partidos anteriores, todo parecía decido cuando los de Aspe se adelantaron 16-7 y 17-10, tras un tanto en el que incluso Beñat Rezusta osó a jugarle a los pies a un Aimar Olaizola que daba señales de recuperación después de haber tenido un comienzo muy complicado, fallando pelotas al tratar de entrar en contacto con la pelota y pasar al ataque pese al dominio rival.

Sin embargo, uno de los pocos despistes que han tenido los guipuzcoanos en todo el Parejas permitió a los de Asegarce poner su pelota en juego y, cuando dieron con el material adecuado, el partido giró inesperadamente. Con una pelota mucho menos viva, los ya finalistas no eran capaces de pasar a Olaizola II, Untoria aguantaba y el delantero azul demostró que su catálogo ofensivo sigue intacto para llegar al segundo descanso largo con su primera y única ventaja del partido (17-18). No les sentó bien. Mandó el siguiente gancho a la contracancha, los colorados recuperaron su dominio y los «sufridores» respiraron.

«No hemos elegido rival»

Se podía evitar con un cambio de orden de los partidos o un horario unificado, pero las empresas permitieron que unos Irribarria-Rezusta que se habrían ganado en la cancha esa potestad, eligieran contra quién jugar la final, algo a lo que renuciaron por varias razones.

Por un lado, aludieron a su profesionalidad, Irribarria declaró que prefería no jugarse un partido de este tipo ante Aimar Olaizola y Beñat Rezusta, y argumentó asimismo que «es importante llegar a la final con buenas sensaciones» y haber dejado escapar un partido que tuvieron tan a su favor no hubiera dejado el mejor poso posible de cara al día 9.

«Habíamos hablado que, en caso de llegar a 10, debíamos seguir a tope, que a Aimar no le íbamos a dejar, que si querían jugar la final se tendrían que sacarse las castañas del fuego ellos. Somos profesionales, siempre salimos a ganar y no hemos elegido rival, hemos hecho lo que teníamos que hacer». J.O.