Nerea GOTI
MESA REDONDA SOBRE LA LOMCE EN BILBO

Preocupación por la «corrosión educativa» y el futuro de la FP

Pofesionales de la sociología de la educación de distintos puntos del Estado analizaron ayer la Lomce en Bilbo. La segregación de alumnos por su rendimiento académico medido en reválidas y el toque «rancio» que se da a la FP fueron algunas de las preocupaciones constatadas.

No gusta a nadie al margen de a sus impulsores; quizás no tenga mucha repercusión a nivel de «efectos macro»; puede ser una especie de desagüe para el alumnado que no sigue el ritmo; convierte la educación en una academia preparatoria para las pruebas PISA; o conlleva «una visión rancia» del que «no vale para estudiar». Estas son algunas de las reflexiones lanzadas ayer, en una mesa redonda para analizar la Lomce, por profesionales de la enseñanza desde diferentes perspectivas.

La cita forma parte de la 17ª Conferencia de Sociología de la Educación que se celebra estos días en Bilbo de la mano de la UPV-EHU y la Asociación de Sociología de la Educación. «Tiempos críticos en la Educación» es el enunciado de este congreso que reúne a especialistas en la materia de distintos puntos del Estado y que ayer se dedicó al análisis de la última reforma educativa, séptima en el Estado español, según recordaron.

«Cabe esperar una corrosión» de la enseñanza, fue una de las ideas lanzadas por José Saturnino Martínez, de la Universidad de La Laguna, que no pudo asistir por razones de salud pero envió su reflexión por escrito, al igual que hizo Xavier Martínez, de la Universidad de Barcelona.

No ocultó el primero su preocupación por el abandono escolar, que no computará como tal con la FP Básica, aunque conlleve derivar a la profesional a quien no vale para estudiar. «Una visión rancia», advirtió.

Javier Mardones, director del Instituto Vasco de Cualificaciones y Formación Profesional, consideró que «el suelo para el próximo edificio es la FP».

Fue crítico con el plantel de «ayudantías» que propone la nueva ley, al tiempo que explicó que afecta a alumnado en una franja de edad en la que «no puede hacerse un cajón de sastre» en el que se mezclen emigración, marginalidad económica o de otro tipo, alumnado de distintos ritmos o simples afectados por circunstancias como echarse novio o novia.

«Este alumnado, si algo no es, es tonto», señaló sobre el colectivo al que se dirigen las nuevas titulaciones en grado de ayudantías, con algunas de las cuales vaticinó que los alumnos no aguantarán dos años. Por ello, avanzó que en la CAV se intentarán adaptaciones curriculares y mantener la FP hasta los 18 años, un año más sobre los dos contemplados por la también conocida como Ley Wert.

Desde una visón más global, la presidenta del Consejo Escolar de la CAV, Maite Alonso, defendió «la enseñanza comprensiva que tanto hemos valorado» y tildó la ley de «absolutamente recentralizadora y homogeneizadora», además de no respetuosa con las competencias educativas de Lakua. Dijo que de hecho ha sido recurrida ante el Constitucional, mientras se sigue negociando en ese marco algunos aspectos. No obstante, precisó que la considerar como una ley que hay que cumplir, por lo que «vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para minimizar sus efectos».

A esa FP básica hizo también mención en su intervención Julio Carabaña, de la Universidad Complutense de Madrid. Consideró que «la obligatoriedad de la enseñanza debe ser de edad, no de contenidos», y apoyó las reválidas, siempre y cuando se hagan con pruebas adecuadas.

La aportación de la Red Europea de Educación Inclusiva y Discapacidad INCLUD-ED, por boca de Emilia Aiello, puso el acento en que la evaluación es un factor importante, pero la inclusión es fundamental y la Lomce «confunde mezcla con inclusión» y segrega, lo que ahonda en el fracaso escolar.