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Dos décadas de exclusión de la izquierda abertzale en el chupinazo

Enrique Maya acaba de anunciar que el chupinazo de Sanfermines de este año lo lanzará la Cruz Roja. De nuevo, alguien que no es concejal lanzará el cohete cuando por el sistema tradicional de turnos le correspondería a la izquierda abertzale. La llegada de Yolanda Barcina a la Alcaldía en 1999 trajo consigo la exclusión de los independentistas.

7 de julio de 1993, una alegre Mariné Pueyo ocupa parte de la portada de Egin cuya mancheta lleva el ‘pañuelico’ rojo acompañado del siguiente titular: «Sanfermines: arrancó la fiesta». Leemos que «la concejala de HB, Mariné Pueyo, lanzó el chupinazo en un gran día en el que tampoco hubo Riau Riau oficial» y la fotografía principal es para una Plaza del Ayuntamiento a rebosar con ikurriñas entre el gentío, y también en la balconada de la propia casa consistorial.

Lo que era normal dejará de serlo a partir la llegada de Yolanda Barcina en 1999 a la Alcaldía de Iruñea.

Debido a los cambios en la corporación municipal (con Javier Chourraut de alcalde en 1995 y Barcina en 1999), será en 2000 cuando llegue de nuevo el turno de la izquierda abertzale de lanzar el chupinazo, al ser la segunda fuerza en el Consistorio. Euskal Herritarrok había propuesto designar mediante sorteo público la responsabilidad de lanzarlo, y quizás escudándose en ello, pero sin consultarlo con ningún grupo político, Barcina decidió dárselo a Osasuna, recién ascendido a Primera División. Tras la decisión, se extendió la sospecha de que realmente Barcina había decidido vetar a la izquierda abertzale, sobre todo después de que varios medios de comunicación publicaran que la alcaldesa llevaba semanas muy preocupada por el hecho de que le correspondiera a EH lanzar el chupinazo. Por primera vez, Barcina rompió con la tradición imperante desde 1979.

Este será el año, además, que la presencia de la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento empiece a ser un problema de magnitud para el Ayuntamiento, ya comandado por la actual presidenta foral Yolanda Barcina. El día 6, concejales de UPN y municipales agredieron a ediles de EH en su intento de ocultar la ikurriña, y al año siguiente dos personas fueron detenidas al tratar de colocarla en el Ayuntamiento.

En 2001 el cohete lo lanzó Portland San Antonio y en 2002, tras dos años sin representantes municipales encargados de tirar el chupinazo, Barcina confirmó el veto a los independentistas saltando el turno de la izquierda abertzale y ofreciendo a Roberto Jiménez del PSN dar inicio a las fiestas. Serán, además, las primeras fiestas sin txoznas.

La izquierda abertzale denunció el veto y decidió, entonces, lanzar un cohete alternativo. La concejal Ainara Armendariz prendió el chupinazo dos minutos antes del oficial, a las 11.58, desde la sede de Batasuna, en la propia plaza.


Chupinazo alternativo de Batasuna en 2002. (Raul BOGAJO / ARGAZKI PRESS)

Durante los próximos años el chupinazo siguió con la tradición de ir turnándose de grupo en grupo. En 2006, Barcina dará la nota. El encargado de lanzar el cohete, Xabier Eskubi, decidió utilizar una fórmula agnóstica dedicada a ensalzar las fiestas, no al santo, y así gritó: «Iruindarrak, gora sanferminak! ¡Vivan los Sanfermines!». Entonces, Barcina, que acompañaba a Eskubi en el balcón, cogió el micrófono y ‘completó’ el saludo al estilo tradicional gritando «¡Viva San Fermín! Gora San Fermin!».

En 2007 será, al igual que en 1999, la propia Barcina la que prenda el cohete (la primera vez desde el franquismo en la que alguien repite este honor). En 2008 le tocó a Uxue Barkos y en 2009, a Maite Esporrín. En 2010, de nuevo turno de la izquierda abertzale.

En esa ocasión, en sus últimos Sanfermines como alcaldesa, Barcina ofrecerá el chupinazo a la Comparsa de Gigantes y Cabezudos con motivo de su 150 aniversario, confirmando así que la tradición de pasar la responsabilidad de grupo político en grupo político se mantiene a excepción de cuando le toca a la izquierda abertzale.

El veto impuesto a los independentistas será aún más evidente en el último chupinazo. Aunque pasó inadvertido debido a la inmensa ikurriña que precedió el inicio de fiestas, el año pasado los encargados de lanzar el cohete fueron el concejal Eduardo Vall y la ONCE. Ello confirmó que el hecho de ofrecer la oportunidad de lanzar el chupinazo a algún agente social a modo de homenaje es totalmente compatible con mantener los turnos entre partidos.

Para este año el alcalde Enrique Maya ha anunciado, con cuatro meses de antelación, que el cohete lo lanzará la Cruz Roja. En base a los antecedentes, eso no tendría por qué producir la exclusión de Bildu en el honor de lanzar el chupinazo junto a la organización humanitaria, pero para ello Maya debería romper con la ya nueva tradición de la era Barcina y volver a la situación de aquellos Sanfermines de 1993, cuando Barcina se dedicaba a tareas universitarias y la ikurriña, aunque no de manera oficial, pendía en el balcón del Ayuntamiento.