Simon Yates se impone en el Giro de los tapados
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Hay que reconocerlo, el ciclismo tiene una relación muy estrecha con la épica. Cuando en enero se habló de que Van Aert podría tomar parte en el Giro, muchos lo vieron como su última oportunidad para demostrar si tiene capacidad para ganar una gran vuelta. Luego, la temporada de clásicas demostró que no estaba en su mejor momento y llegado el día de inicio de la prueba italiana, no figuraba en la lista de favoritos. Muy al contrario, todo el mundo hablaba de que el Giro sería un duelo entre la veteranía de Roglic y la juventud de Ayuso.
¿Y quién les iba a negar ese pronóstico? Si, ya en la segunda etapa, el esloveno se vistió de rosa y Ayuso fue el ganador de la primera etapa de montaña. Pero ya se sabe que el Giro en imprevisible, que el propio Mikel Landa debió de abandonar por una caída en la primera etapa y los problemas de Roglic empezaron en la etapa 9. Ese día, el UAE liberaba a Del Toro de sus funciones como gregario de Ayuso y terminaba jugándose la victoria en un mano a mano que acabó ganando Van Aert, aunque el mexicano se vistió de rosa. Por detrás, el esloveno sufría una caída y luego un pinchazo.
Y cuando el Giro empezaba a ponerse del lado de Ayuso, tomó un nuevo rumbo, precisamente, al entrar la carrera en el país de Roglic. Al paso por Nova Gorica, en un estrechamiento de la calzada y con el asfalto mojado por la lluvia, una caída multitudinaria supuso la perdida de casi un minuto para Roglic y Ayuso. Dos días más tarde, aquella caída se cobraba sus últimas víctimas: Roglic abandonaba y Ayuso perdía 14 minutos. A falta de cuatro etapas para llegar a Roma, el Giro cambiaba por completo el guion previsto.
En el UAE, Del Toro ya venía asumiendo la defensa de su maglia rosa, apoyado en un equipo que demostraba ser el más fuerte. Sin embargo, el mexicano mostró flaquezas en la montaña y Yates y Carapaz no perdían terreno. Al día siguiente, en la etapa del Mortirolo, Del Toro se recuperó y con un arranque de genio, volvía a colocarse como el favorito para la victoria final. Pero el Giro seguía sin un dueño y Carapaz y Yates, incluso Derek Gee, mantenían sus opciones abiertas.
En la última semana ha sido Carapaz quien se ha mostrado más agresivo, quien ha buscado romper el orden de la carrera, pero tampoco ha tenido las fuerzas necesarias como para imponerse. Del Toro se ha defendido con personalidad; apoyándose en el equipo, sí, aunque el UAE tampoco ha podido controlar la carrera con autoridad. Yates, por su parte, ha llegado muy justo a la última semana, a falta de dos etapas pierde otro medio minuto y critica la estrategia del equipo. La realidad es que las fuerzas están al límite, nadie es capaz de controlar la carrera y el Giro se va a decidir en la última etapa.
Y cuando las fuerzas son escasas, ninguna estrategia es más inteligente que apoyarse en los compañeros. Con numerosos ciclistas escapados, Education First arriesga y lanza a Carapaz en las primeras rampas del Colle delle Finistre. Del Toro le sigue y Yates les alcanza un kilómetro más adelante. Entonces es el inglés quien ataca y en su tercer intento, consigue soltar a sus rivales. Los tres ciclistas deberán completar la ascensión sin la ayuda de sus compañeros de equipo.
La escasa ventaja de Yates le sirve para generar desconfianza entre sus dos rivales. Del Toro y Carapaz no pueden dejarle marchar, pero tampoco quieren beneficiar con su esfuerzo a su otro rival. El inglés está más fuerte que sus rivales y ha provocado una situación de carrera que lo impulsa. Por detrás, la falta de entendimiento entre Del Toro y Carapaz se convierte en una mina de oro para él. En la cima, su ventaja ya es suficiente como para ganar el Giro.
En el momento definitivo y cuando cualquier detalle puede marca la diferencia, a Yates le queda un último as en la manga. Van Aert se deja caer de la escapada y se junta con su compañero en el descenso del Colle delle Finistre. Luce el dorsal 181, reflejo de su importancia en el equipo, pero lanza a Yates a la victoria del Giro. Cuando lo deja solo en la subida a Sestriere la ventaja con Del Toro y Carapaz ya es de cinco minutos.
Se hablará largo y tendido de este Giro, de la inteligencia de Yates, de si Carapaz y Del Toro se equivocaron… La realidad es que cada uno de los tres jugó sus bazas y tuvo sus oportunidades. El último día Yates pudo sacar rendimiento a su estrategia y Van Aert terminó por hundir la moral de sus rivales. En el mismo lugar en el que el inglés perdió el Giro en 2018, ha ganado este año.
El equipo Visma vuelve a sonreír después de muchos meses de infortunio y mejora su autoestima de cara al Tour. Del Toro se confirma como la estrella que apuntaba a ser e incrementa la presión sobre Matxin y Gianetti, que tendrán que gestionar los egos y las ambiciones de un equipo en el que ya hay muchos gallos. No ha sido un Giro como se preveía; los llamados a ser protagonistas fallaron, llegó el momento de los tapados y el ciclismo vuelve a demostrar una capacidad única para generar desenlaces épicos e imprevisibles.