Un cuento desencantado y vacuo
‘BALLAD OF A SMALL PLAYER’
Reino Unido, 2025. 104 minutos. Dirección: Edward Berger. Guion: Rowan Joffe. Intérpretes: Colin Farrell, Fala Chen, Tilda Swinton, Deanie Ip, Alex Jennings.
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‘Ballad of a Small Player’ ruega ser leída como un torrente de subjetividad libérrima. Un ‘Gran Hotel Budapest’ donde la geometría obsesiva se da de la mano con el efecto “mareíto-calor” del popper, Macao va dibujándose en la pantalla como la enorme boca que mastica un ensamble de personajes sin hogar al que volver, aun borrachos de sí mismos: una montaña rusa cuya locura empieza en las economías desorbitadas del Mundo Casino y que se concreta en los estampados vibrantes de las americanas del “derrochador empedernido” del bueno (pero moralmente deplorable) de Collin Farrell.
Éste, además, narra sus zambullidas en desgracia con una primera persona esperpéntica, consentida, que Berger contesta mirando incrédulo qué tan rápido puede caer un cadáver desde una azotea o qué tan patético se ve un mentiroso acorralado… Lo cual, decíamos, en teoría da para una película contradictoria, amarga y torrencial.
Sin embargo, ‘Ballad Of A Small Player’ se monta encima de la estructura resabida de cuento de hadas, unas ruedecitas de las que no sabe desprenderse: con una damisela en apuros (la fantasmática Fala Chen), un heraldo (Tilda Swinton, en un papel circustancial), una bruja (Deanie Ip, la madame del Royale) y una moraleja que aprehender. También en los términos de la mascarada, vacía y caricaturesca, ha de entenderse el retrato del colono al que interpreta Farrell, un síntoma antes que personaje, un medio hombre cuyos vaivenes autodestructivos no logran nunca cautivar nuestro interés.
Si nos esforzamos por leer la película como un giro alelado al desencanto, si ponemos de nuestra parte para leerle desde la piedad y el gesto resulta en una historia que significa algo; eso será un regalo por cuenta propia, no algo que las páginas de Berger, dispersas y autoconvencidas consigan. En fin, un buen recordatorio de que la carrera del alemán no comienza con ‘Sin novedad en el frente’, y no acaba con ‘Cónclave’.