Santiago Noriega

El festival más vitoriano

La mañana del jueves amanecía con la tristeza de no haber vivido la noche anterior una clásica Jam del Silken, y eso que había grandes músicos hospedados en el hotel. Maldito seas, virus.

Concierto del trío Thumbscrew en el Iradier Arena. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)
Concierto del trío Thumbscrew en el Iradier Arena. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)

A las 12.00 daba comienzo esa sesión matinal en el Iradier Arena, donde un par de combos noveles mostraron el trabajo realizado durante el curso. Sonaron temas clásicos como My favourite things, Autumn leaves, All of me, Blue monk, St. Thomas y un atrevido Stolent moments entre otros.

Qué difícil es tocar jazz, qué difícil obtener un swing cómodo más allá del fraseo y la acentuación, qué complicado elaborar un buen sonido. Así que todo el apoyo y ánimo será poco para que de las nuevas generaciones continúen emergiendo talentos que den continuidad y relevo a la nutrida lista actual de consolidados músicos locales. ¡Vamos, juventud, adelante!

Tras los combos tuvimos ocasión de presenciar la puesta en escena de un antiguo alumno de la misma escuela, el ambicioso proyecto del baterista Daniel López de Pariza, junto a un nutrido grupo de músicos. El nombre del grupo, Dan in a box, es un juego de palabras que hace referencia a un conocido y viejo software musical llamado Band in a box y que en ocasiones los músicos usan para practicar.

Daniel contó para la ocasión con trombonista Roberto Pacheco, el trompetista Mikel Maniega y José Ángel Lorente al saxo completando la sección de vientos, mientras que la sección rítmica se completaba con Adrián Fernández a la guitarra eléctrica, Iñigo Ruíz de Gordejuela al piano y un afanado James Headlewood al bajo.

Interesante la presentación de este trabajo como una obra completa y no como una serie de temas sin conexión. El primero de ellos, que constaba de tres movimientos,  era en sí una declaración de principios. Dedicado a Chick Corea la primera parte, de título Disciplina, comenzaba con un obstinado rítmico tejido entre piano y guitarra que daba paso a un swing rapidísimo, y que el mismo autor sufrió al interpretarlo a la batería, trayendo a mi memoria alguna escena de la película Wiplash.

A partir de aquí se sucedieron los temas y, aunque en el transcurrir del concierto se dieron momentos interesantes, quizá el abuso de ciertos recursos estructurales, la repetición de pasar del break de batería a obstinato de piano y la sección de vientos ocupando repetidamente interludios con melodías largas, terminaron por aguar ligeramente el discurso musical. Cabe resaltar la participación de Lara Vizuete a la voz en un par de números en los que realizó inspirados y enérgicos solos, recordando su voz y estilo a la gran Norma Winston.

Gonzalo del Val trío con Benet Palet

Conciertazo el que se pudo vivir en la sesión de las 17.30 en el Teatro Principal. El baterista de Miranda afincado en Barcelona presentó en directo su último trabajo discográfico, Cancionero, una colección de temas sutiles, emotivos y de gran complejidad.

Inspirado en artistas que son referencia clave para entender lo que ya hace décadas podría considerarse jazz barcelonés, como Poul Morían, Ornette Coleman, Keith Jarret y tamizado por el sensual carácter mediterráneo de los catalanes por figuras como David Xirgu, Rai Ferrer, Dani Pérez, John Smith, Gorka Benítez entre otros.

Y entre ellos se encuentran sin duda los músicos que acompañaban en el escenario al burgalés. Un consolidado contrabajista como David Mengual, tal vez el más sólido y eficaz de los últimos años, un pianista virtuoso y enérgico como Marco Mezquida y el siempre inspirado y sinuoso Benet Palet a la trompeta, repartieron sin titubeos un buen número de solos sobre temas de Motian, Ornette, Jarret y las propias de Gonzalo de Val en un concierto sin fisuras, donde demostraron que dominan el lenguaje y la madurez de un estilo que ellos mismos han contribuido a crear. Un regalo para el público, entregado desde el inicio, y una buena muestra de la salud del jazz estatal.

Pablo Martín Caminero y Thumbscrew

De vuelta en el Iradier Arena nos encontramos con la energía arrebatadora del contrabajista local Pablo Martín Caminero, acompañado por Moisés Sánchez al piano y Paquito González a la percusión. Entre los tres dieron cuenta de un repertorio basado en termas de diversos guitarristas flamencos como Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía, Gerardo Núñez, Sabicas y Vicente Amigo entre otros.

Un repaso a distintos palos del flamenco a través del cual Caminero exhibió una notable habilidad con el contrabajo a la par que brillaba su faceta como arreglista. Un concierto donde los tres músicos se mostraron cómplices, demostrando el dominio sobre el repertorio y un profundo conocimiento de las leyes del flamenco.

Y ya para cerrar la jornada, la guitarrista Mary Halvorson, heredera de los infinitos Grosella y Robot entre otros, junto al contrabajista Michael Formanek y el batería Tomás Fujieara hipnotizaron a los asistentes con un concierto brillante, lleno de sorpresas, de armonías y compases increíbles, donde el blues, el rock progresivo, el jazz de vanguardia y el humor se funden para crear situaciones jamás antes exploradas.

Sorprendente la entrega de un público que en otros tiempos, ante la complejidad de la propuesta hubiera ido abandonando discretamente el recinto, y sin embargo, debido a las medidas covid, se quedó con las ganas de un bis que la organización cortó ya con los músicos de vuelta en el escenario. Habrá que esperar otra ocasión, y esperemos que no se demore demasiado.