MIKEL INSAUSTI
CINE

«Domino»

En teoría no hay edad de jubilación para un cineasta, pero en la práctica muchos que fueron grandes se ven apartados ya de mayores por la industria, que deja de confiar en su profesionalidad y experiencia. Brian De Palma se va acercando a la barrera de los 80 años, y cada vez le cuesta más trabajo sacar adelante sus proyectos. Hollywood se olvidó de él y de las obras maestras que le brindó en el pasado, por lo que lleva la última década refugiado en el viejo continente, donde choca con las dificultades económicas y la falta de presupuesto. “Domino” (2019) es una coproducción europea que ha atravesado por un sinfín de dificultades, con interrupciones del rodaje, atrasos y soluciones finales de riesgo para salvar los muebles.

La película comenzó su rodaje en el 2017 con varias pequeñas compañías productoras de Dinamarca, Estado francés, Italia, Bélgica y Holanda. Las localizaciones visitadas hace dos años fueron en tierras de Málaga y, principalmente, de Almería. El set almeriense incluía el puerto, el aeropuerto y la plaza de toros. No se pudo concluir el plan previsto por falta de medios, que afectaban sobre todo a las escenas de acción. La actriz principal, Christina Hendricks, abandonó el proyecto por incumplimiento de contrato, y todo indicaba que la nueva realización de Brian De Palma iba a irse a pique. Sin embargo, se consiguió una última inyección de dinero y, gracias al voluntarioso equipo, se logró rodar en Copenhague y Amsterdam material suficiente para poder estrenar “Domino” con un montaje comercial que rozaba la hora y media preceptiva.

El mes de mayo del pasado año por fin se estrenaba ya acabada en los EEUU, pero con la distribución internacional en el aire, aunque parece que con un poco de suerte se podrá ver en el Estado español, más que nada por haber sido rodada en Andalucía. Las críticas fueron en su mayoría negativas, lo que tampoco ha ayudado. Hay quien reconoce el estilo del maestro italoamericano en alguna escena concreta pero, en general, las dificultades y limitaciones de la producción se reflejan en la pantalla.

De Palma había estrenado antes en el mercado francófono “Passion” (2012), por lo que su siguiente proyecto en tanto tiempo era muy esperado. Pese a la decepción ha decidido seguir adelante con su gente más fiel, y anuncia “Sweet Vengeance” (2020), una producción brasileña protagonizada por Wagner Moura. A su sempiterna mano derecha, el compositor musical Pino Donaggio, se le ha sumado el director de fotografía José Luis Alcaine, formando un trío octogenario de futuro. La aventura en Brasil puede resultar lo más parecido a un exótico retiro dorado sin dejar de trabajar.

Para su experimento nórdico con “Domino”, De Palma contaba con el guionista Peter Skavlan, de probada solvencia por haber escrito la película noruega “Kon-Tiki” (2012) y con un reparto estelar encabezado por el actor danés de moda Nikolaj Coster-Waldau, junto a su compatriota Paprika Steen y a la holandesa Carice Van Houten sustituyendo a la cesante Christina Hendricks. Como quiera que la Van Houten tiene como pareja en la vida real al actor australiano Guy Pearce, éste les venía muy bien para hacer de agente de la CIA a falta de actores estadounidenses.

Sí, porque se trata de un thriller policial y de espionaje, en el que dicho analista de la CIA utiliza a un infiltrado en células islamistas como agente doble. El personaje en cuestión, encarnado por Eriq Ebouaney, degolla a un policía danés, lo que provoca la venganza de sus compañeros en medio de una persecución enmarañada por la transformación física del sospechoso.

Las piezas del dominó no acaban de completarse como sería de desear, a pesar de que De Palma se escuda en una estética pulp y en una mirada escéptica sobre el convulso mundo actual, con crítica satírica incluida de la tecnología militar y los servicios de inteligencia.

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