Oihane LARRETXEA
DONOSTIA
Elkarrizketa
ERNESTO GASCO
CANDIDATO POR EL PSE A LA ALCALDÍA DE DONOSTIA

«Es un partido a tres: Bildu, PNV y nosotros. Y lo digo en ese orden por educación»

Con el exalcalde Odón Elorza como referente y tras ocupar el décimo puesto en la plancha del PSE en las elecciones de 2011, Ernesto Gasco (Donostia, 1963) aspira esta vez a la Alcaldía de Donostia, un ayuntamiento que conoce bien tras ejercer catorce años como concejal y estos cuatro como portavoz de su grupo. Entre 2009 y 2012 fue además viceconsejero de Transportes de Lakua.

A la entrevista concertada en el despacho que posee en el Ayuntamiento llega paseando desde su casa. Prescinde de coche y de autobús. Tras una sesión fotográfica en las inmediaciones del Naútico se disculpa por el retraso y ponemos en marcha la grabadora, que recoge un discurso sin improvisaciones ni tampoco autocríticas.

Usted ha pertenecido al Gobierno municipal durante catorce años. ¿Qué perspectiva le ha dado estar en la oposición los últimos cuatro años?

Fui miembro de una parte de los gobiernos de Odón Elorza, y todos ellos fueron de coalición. Además, gobiernos de coalición con diferentes socios. El primero fue PNV-EA, el segundo con el PP y el tercero con Ezker Batua-Aralar. Entonces aprendes a pactar, a ceder y a acordar, y a mí eso me gusta. La política se tiene que fundamentar en el diálogo y en el acuerdo.

Sin embargo, cuatro años de oposición en un ayuntamiento son muy difíciles, porque aunque el Gobierno sea en minoría, como ha sido el caso, el Pleno tiene pocas atribuciones. Eso hace que no sea tan necesario el diálogo y el acuerdo, y yo creo más en gobiernos plurales, de mayoría.

En los anteriores comicios municipales, que ganó EH Bildu, no cuajó un acuerdo entre PSE, PNV y PP para evitar que gobernara Juan Karlos Izagirre. ¿Qué hará si se repite el escenario?

EH Bildu sacó 8 concejales y el PSE 7, una diferencia pequeña entre unos y otros, y el PNV optó por el no-acuerdo. Es curioso que ahora que llega la campaña y las cábalas parece que el PNV está pegándose todos los días con Bildu, cuando realmente dejó que gobernaran con cierta tranquilidad. Es un hecho constatable que alguien con 8 concejales de 27 no hubiera podido gobernar sin un entendimiento.

Nosotros hemos sido coherentes, pero si me preguntas si es bueno que Bildu esté en las instituciones, obviamente la respuesta es sí.

También se habla del voto antiBildu. ¿Cree que podría recaer sobre el PNV?

Creo que la gente debe votar «a favor de» Lo que sí hay, y es una constatación, es que nos falta mejorar la calidad democrática en el entorno de las personas que apuestan por Bildu. A la hora de votar es un mundo compacto que tiene pocas interconexiones con el resto de las opciones políticas, al menos en el ideológico, no en el personal. Diría que hay un mundo muy «proBildu» y también un conjunto en la sociedad que piensa que Bildu no es la mejor opción, y eso va a estar en juego en estas elecciones. Ahora bien, sobre a quién va a beneficiar esto, me consta que hay mucha gente que nos quiere votar para ver si esta vez somos los primeros, porque fuimos la segunda opción hace cuatro años. Vamos a unas elecciones muy abiertas, donde hay tres posibilidades. No es un duelo a dos, es un partido de fútbol abierto a tres: Bildu, PNV y nosotros. Y lo digo así por educación, no porque crea que ese será el orden.

Hablando de trasvase de votos, ¿cree que habrá un movimiento del PSOE a Podemos?

El voto a Podemos es de gente progresista, de izquierdas, y algo nos puede quitar, pero también a Bildu, Equo, Izquierda Unida… También está Ciutadans, y esos quitarán votos a otros… El panorama es muy abierto. Insisto, el partido es abierto y es bueno porque creo en la pluralidad. Es algo que intento reflejar en mi candidatura, muy diferente a las que el PSE ha presentado hasta ahora. La desaparición de la violencia y el terrorismo nos ha permitido llegar a más sensibilidades políticas y la prueba es la incorporación a la lista de cinco personas independientes entre los trece primeros.

¿Cómo ve de salud al PSE?

En San Sebastian, muy fuerte. Nuestra opción es una opción abierta que si tiene buenos resultados marcará una impronta.

Sobre Donostia se emiten mensajes catastrofistas y, sin embargo, las ayudas sociales se han cuadruplicado, el turismo ha subido y ha sido la única capital de la CAV en no aumentar el paro en 2014. ¿Cómo justifica esa supuesta deriva?

Lo que más me preocupa de Donostia es que los jóvenes no tengan posibilidad de proyectar su futuro en la ciudad y eso es un déficit, es grave. La primera medida que voy a adoptar es constituir el Consejo Social de la Ciudadanía, que elabore un plan de la prosperidad, el desarrollo económico y el empleo a cuatro años. No solo están las ayudas sociales, que están muy bien, pero son para paliar determinadas situaciones. Hay que revertir la situación. Hacer apuestas importantes. También una política de apoyo al pequeño comercio, de creación de nuevas empresas... si es de capital local, mejor. Y la construcción de apartamentos para mayores y jóvenes en los próximos 2-3 años… La economía y el empleo son ejes estratégicos.

En cuanto al turismo, somos el único grupo, junto al Gobierno municipal, que ha apoyado los presupuestos de turismo porque hay un potencial inmenso, y puede crecer mucho más. Es una de nuestras fortalezas, junto a la gastronomía. En lo que somos buenos, somos partidarios de mimarlo. Y sobre las ayudas sociales, es cierto que se han multiplicado, pero en gobiernos socialistas ya había esos complementos y nos parece bien que hayan seguido.

La estación de autobuses y la regeneración del Urumea son dos grandes proyectos que se han puesto en marcha. ¿Cómo los valora?

Para la construcción de la estación lamentablemente perdimos dos años. Era un proyecto adjudicado y podía estar terminado y funcionando. Y si el Gobierno lo está haciendo es porque perdió una votación.

En cuanto a la regeneración del Urumea, fue el Gobierno socialista de Patxi López el que tras las terribles riadas de 2011 acordó un convenio marco con URA y el Ayuntamiento de San Sebastian, con Bildu al frente. Ese convenio llevaba años esperando en un cajón, pero unas consejeras que llevaban la materia no llegaban a comprometerse. También diré que esa inundabilidad es fruto de decisiones del pasado no muy afortunadas. Como viceconsejero de Transportes, decidí no construir la estación del TAV en Astigarraga, impulsada por el PNV. Estaba en zona inundable, era absurdo y costaba 40 millones. De todas formas, ya se tomaron medidas antes; no en Txomin ni Martutene, que han sido asignaturas pendientes y no se actuó con celeridad. Cuando yo entré de concejal, Loiola se inundaba. Tanto el anterior Gobierno como el actual han tomado medidas.