Raimundo Fitero
DE REOJO

Bultos

Los actuales dirigentes europeos están dinamitando Europa desde su interior. Son unos equipos de zapadores y barreneros que a golpe de directivas y enjundia administrativa van demoliendo el ya de por sí endeble edificio de una Europa de las libertades. La gestión de los refugiados de las guerras que algunos de los fabricantes de armas de los propios países europeos han propiciado es un compendio de barbaridades humanitarias. Es la consolidación de la desesperanza como futuro para cientos de miles de personas.

Una auténtica crisis política. Lo de crear en un país un gran campo de refugiados es una aberración. Si además es Turquía el país elegido, que tiene fronteras e intereses en los conflictos, todo se vuelve más repugnante. Y si se hace, para abundar en la miseria política, a cambio de dinero, y de un promesa de integración de ese país cuña en la Comunidad Europea, uno no pueda hacer otra cosa que pedir la disolución de este club de administrativos de las grandes empresas que es la actual comunidad europea.

Lo expresan en alemán, en inglés, en francés, pero uno lo escucha en un castellano rancio, es como si esas ideas de recortes de la dignidad de los refugiados de guerras existentes saliese de un informe de la FAES de Aznar, o que se mantuvieran las tesis de Fernández Díaz, que en funciones espera que la justicia sea “ejemplarizante”. Las mil vírgenes de este ministro de la mordaza son las que inspiran a los europeos, y hacen resoluciones ejemplarizantes, que no quiere decir justas ni adecuadas, para que nadie se mueva, para que se queden en su lugar de origen esperando una bomba amiga o enemiga, pasando hambre, sin posibilidad de defensa. Quieren convertir a esos cientos de miles de personas en bultos sospechosos alejados de sus calles. Náuseas produce esta actitud.