Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR

Un punto sobre la campana

Un taconazo de Borja Bastón a tres minutos delfinal permite al Eibar alcanzar los 38 puntos. Losazulgranas volvieron a nadar contracorriente, trasencajar un gol a balón parado en los primeroscompases del encuentro.

GETAFE 1

EIBAR 1


Como un maratoniano desfondado. Así parece que va a alcanzar el Eibar los puntos de la tranquilidad. Por la calidad de los rivales, por su mayor necesidad, por la acumulación de bajas, por la mala vista arbitral, por los errores en el área, por la pérdida de puntería, por el cansancio acumulado... Hay mil motivos y una realidad: al equipo azulgrana la segunda vuelta se le ha convertido en una pendiente solo apta para ganadores del maillot a puntos. Como la cima de los cuarenta, la que aspiraba a alcanzar en el Coliseum para, en el peor de los casos, vivir un fin de temporada tranquilo. Tampoco allí la coronó pero al menos ya está un poquito más cerca, gracias a un gol en el último suspiro que premió el coraje de los armeros.

Sobre la campana respiró un equipo que parece más obcecado en repetir malas experiencias que en sumar ese puñadito de puntos. Confirmando su condición de humanos, los eibarreses se estrellan casi cada semana en la misma piedra. Como en sus tres encuentros anteriores (Rayo, Barcelona, Sevilla), y salvando las distancias entre unos rivales y otros, el gol en contra –otra vez a balón parado– llegó antes del minuto diez. Y así, la misma arma, la salida arrolladora con tanto tempranero, que tan buenos réditos le daba al Eibar, es con la que le están ajusticiando sus rivales ahora. Con el problema añadido de que la remontada es una cuestión vetada para los azulgranas en esta categoría: nunca han podido voltear un marcador adverso desde que llegaron a Primera e incluso se pueden contar con los dedos de las manos las ocasiones en que al menos han salvado un punto.

No importa que el rival sea un Barcelona imparable como el que pasó hace dos semanas por Ipurua o un Getafe con números de desahuciado en esta segunda vuelta como el que visitaron ayer los guipuzcoanos. Ni el nombre de los protagonistas sobre el césped, entre los que ayer se encontraba Keko por primera vez en seis semanas –entró por el sancionado Radosevic, para dar forma a un equipo más parecido al habitual este curso–. Ni la reacción del Eibar, que también existió anoche. Inmediata, intensa, esperanzadora. Pero con un resultado similar al de tantos otros partidos: el golpe en la dichosa piedra fue demoledor y a punto estuvo de ser también definitivo.

Arrancada azulona

Y recompensó el arranque de un Getafe al que se le vio que se jugaba la vida en cuanto comenzó el partido. Antes de que se cumpliera el minuto Wanderson ya había entrado por la izquierda, Damián por la derecha y Sarabia se había llevado una amarilla de la rabia con la que entró a Inui en el área. Un minuto después, Riesgo protagonizaba su primera intervención tras otra buena acción por banda. Y aunque el Eibar tampoco tardó demasiado en responder, el acierto, como es costumbre de un tiempo a esta parte, estuvo con el rival. Sarabia, cómo no, botó una falta larga para que Velázquez, bien desmarcado, cabeceara de forma inapelabe. Undécimo gol de cabeza que le cae esta temporada el Eibar, el equipo más infortunado de la Liga en esas lides.

No hubo que esperar un segundo para que los azulgranas se lanzaran a por el empate. Y poco faltó para que lo consiguiera Borja Bastón, que remató todo lo que se le puso por delante pero que anda con la pólvora mojada, aunque afortunadamente ayer, un mes después de su último gol –el 15 de febrero ante el Levante, coincidiendo con la última victoria de su equipo–, recuperó la puntería. In extremis. Porque tocó esperar. Y eso que el pitxitxi azulgrana puso a prueba a Guaita –y al árbitro, que no quiso ver un clarísimo agarrón dentro del área– en más de una ocasión. Probaron igualmente Keko y Adrián pero el resultado fue el mismo. Y es que si el rendimiento defensivo no es el de la primera vuelta, el Eibar también parece otro de cara a portería.

No desesperó, de todos modos, el cuadro guipuzcoano, que lo siguió intentando tras el descanso. Esta vez, sin embargo, se encontró con un Getafe que, conforme avanzaron los minutos, se fue viendo más cerca de la sentencia que del disgusto. Los de Fran Escribá se habían limitado en el primer tiempo a conservar su botín ante un rival que, como su propia situación, les tuvo acogotados. Pero se fueron acomodando tras el descanso, cuando pudo llegar el segundo, a la contra o, cómo no, a balón parado.

Riesgo y la madera lo evitaron. Y al Getafe le acabó pasando lo que es habitual cuando pintan bastos. Más aún cuando enfrente se encuentra un equipo como el Eibar, al que por lo menos el tesón no se le agota. Los armeros no quisieron irse de vacío, pisaron el acelerador en la recta final, a su anfitrión le entró el miedo y, esta vez sí, la pelota entró. Tocó Juncá, sirvió Inui y taconeó Bastón para salvar un punto qu puede ser el de la permanencia.

Un sopapo en la cara para reaccionar

El punto supo a gloria pero no ocultó los errores que viene repitiendo el Eibar. José Luis Mendilibar admitió que «no salimos bien. Por mucho que lo avisemos o lo sepamos. Perdemos balones en vez de despejar fuera y hoy provocamos una falta en la que te meten gol. Antes nos han hecho ocasiones de gol. Nos falta esa tensión del principio y parece que necesitamos un sopapo en la cara para reaccionar».

Aunque reconoció que el punto puede ser suficiente, el técnico recordó que con el triunfo «podríamos haber certificado la permanencia. Ellos nos podían haber hecho el segundo pero al final hemos sacado un punto. Seguro que ellos se acordarán de ocasiones. Y nosotros también. En el fútbol, la justicia se marca en los goles. Podríamos haber hecho más, pero lo mismo dirá Escribá». GARA

Ramis y Adrián no estarán contra el Villarreal

Además de Borja Ekiza, recién operado, el Eibar tiene otras dos bajas aseguradas para el choque frente al Villarreal. Adrián y Ramis vieron ayer la amarilla y ambos cumplen ciclo de tarjetas.

Tres días de fiesta para la plantilla

Sin partido hasta el próximo tres de abril, José Luis Mendilibar ha decidido conceder un respiro a sus futbolistas. La plantilla disfrutará de tres días de descanso, por lo que no volverá al trabajo hasta el martes (Atxabalpe, 11.00).

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