Raimundo Fitero
DE REOJO

El truco

El ganador de un programa polaco de búsqueda de talentos, un mago, realiza uno de sus trucos en un canal de televisión y la presentadora, aparentemente, acaba lesionada. Es un truco muy viejo, muy visto, con bolsas de papel que ocultan una especie de clavos. Se les da un golpetazo, se encoge el papel y se supone que el clavo trucado y todo se celebra. Es magia potagia, es decir truco sin mayor trascendencia. En este caso que el vídeo se ha convertido en viral, el truco parece ser una redundancia, ya que es tan exagerada la reacción de la presentadora, la cara de ensimismamiento del co-presentador y la actitud también algo sobreactuada del mago. La sospecha es que no hubo tal accidente, que fue todo un montaje. Un truco televisivo. No vemos sangre ni nada que nos haga confirmar esa gestualidad de la presentadora, muy mala actriz, dicho sea de paso, y al poco se la ve con la mano vendada, los dedos moviéndose, todos contentos, amigos y divertidos, justificando el error, por lo que aunque sea por delirio estacional y el estado pre-sanferminero de este anacrónico cronista, todo se me convierte en una metáfora muy confusa, llena de prejuicios y rudimentarios trucos de trilero político. Tengo reparos en confesarlo, pero veo el truco polaco emparentado directamente con el truco de la UCO, la UDEF y la extensa colección de siglas policiales que nos entretienen cada día y que se han convertido en las estrellas mediáticas. Es decir, la Guardia Civil convertida en la tendencia de moda. Entra en ayuntamientos, detiene a empresarios, denuncia a políticos. Son los justicieros buenos. ¿Quién es el mago? ¿Jorge, Mariano, Soraya o un colectivo de jueces? ¿Quién es la presentadora supuestamente herida? ¿La democracia, la justicia, la libertad o la corrupción? No da más de sí este truco del truco al truco.