La Gallina Caponata acompañó a muchos niños durante unos años televisivos en donde la producción de programas dedicados al público de menor edad tenía otras consideraciones de producción y mostraba el mundo de una manera amable. La actriz que le dio movilidad y voz fue Emma Cohen, que acaba de morir hace unos días y a la que podremos ver en alguna película que se emitirá sin apenas darle comba. Fue una actriz formada en el teatro independiente barcelonés, hizo una carrera discontinua pero bastante segura, selectiva, y acabó escribiendo, sin apenas ocupar tiempo frente a los focos o sobre los escenarios. Formó pareja con Fernán Gómez. Cuesta hacer el relato lineal desde Caponata a sus últimas apariciones. Una vida.

Sigue el ruido, los procesos para llegar a formar gobierno o a ir a las terceras elecciones, que nos iría bien para saber algo de Venezuela que ha desaparecido de la agenda informativa, hasta de Rivera que está eligiendo ministerio. Como genética antidemocrática podría irle bien el de Interior. Como todo lo hace por España ese sacrificio debería glorificarle y forzar a su amiguete Rajoy a que nombre a ministros de Educación y Cultura a Felisuco y Toni Cantó respectivamente.

El 18 de julio como problema sin solución. En La 2 emitieron una película franquista doctrinaria de la peor especie. Un alegato fascista sin parangón. Mala y ofensiva. Apología del golpe de estado. En al misma cadena siguiendo la patraña de Erdogan en Turquía metieron la pata hasta el corvejón de manera continuada llegando a decir el descerebrado de Alfonso Rojo, que no pasaba nada, que la gente estaba en la calle porque hacía calor. Y siguen cobrando del erario público. Nos quedamos con el recuerdo de la Gallina Caponata y de Emma Cohen, y con la imperiosa necesidad de sacar a la caverna franquista mediática de TVE.