Maider IANTZI

FOOD TRUCKS: NÓMADAS QUE ALEGRAN NUESTRO PALADAR

Crean su espacio allí donde van. Colocan sus herramientas y viven en el lugar unos días, los que dure el evento. Luego recogen sus pertenencias y se preparan para el siguiente viaje. Son las caravanas «food truck», que acercan los sabores del mundo a Aste Nagusia.

Agustín es un viajero-cocinero de Barcelona que lleva 9 años viviendo en un autobús escolar, llamado Crepería School Bus. La mitad del vehículo es cocina y la otra mitad su hogar. Así, nunca retorna a casa; tan solo pasa de una parte a otra del bus. Se embarcó en este proyecto hace tres años, antes de que llegara el boom del food truck hace año y medio. «Creo que ha sido una alternativa de trabajo para mucha gente –opina–, ya que la caravana es bastante accesible (el bus no tanto). Inviertes un poco de dinero, logras los permisos y te pones manos a la obra». Agustín y sus compañeros han venido a las terrazas del Kursaal de Donostia con su caravana; el bus se encuentra estos días en Galicia. Trabajan casi todos los fines de semana por todo el Estado y con el autobús acuden también a festivales de Portugal.

Entre los visitantes se ven más turistas que donostiarras, sentados tranquilamente en las mesas de las terrazas, degustando la rica variedad de cocinas del mundo mientras escuchan música en directo. Lo que les ofrece esta crepería es una masa ecológica, molida en piedra integral, y productos de calidad como el chocolate y las harinas de Barcelona. Lo que más le atrae a Agustín es moverse y acudir adonde está la gente (en los restaurantes es al revés; allí tienen que esperar a que entren los clientes). En esos viajes se topa con «pequeños paraísos» como este con vistas a la Zurriola.

En este txoko se puede degustar la gastronomía de Argentina, Brasil, Bretaña, La Rioja, Turquía... También de Euskal Herria. El espacio está abierto hasta el sábado, todos los días desde las 12.00 hasta las 02.30.

Entre las caravanas que huelen a perritos calientes, hamburguesas o patatas sorprende Irrintzi Food, que trae salmón y bacalao salvaje desde Alaska. Tal y como nos cuenta el donostiarra Ángel, todo empezó con una parrilla vertical. En una feria de de Madrid cocinó un pedazo de salmón alaskeño y gustó tanto que le pidieron más y más. Se animó a hacerse con una caravana y viajar por todo el Estado. «Al principio fue muy duro. La primera vez solo vendí un kilo de bacalao», cuenta mientras trocea el pescado.

Explica que el bacalao de Alaska es muy musculoso y proteínico. «Si lo preparamos de manera tradicional, solo lo comen los portugueses. Haces un pil-pil en 3 minutos. En las escuelas de cocina ni se lo creían».

Pura Vida

La caravana de Marisa y José Ramón tiene un nombre lleno de energía: Pura Vida. En Costa Rica, donde vivieron durante varios años, significa «buenos días», mientras que en Bali quiere decir «tempo». «A raíz del nombre se puede pensar que somos vividores, pero somos trabajadores autónomos». Sirven, entre otras delicias, tallarines a la balinesa y espaguetis de Vietnam.

«Los viajes se viven tres veces: cuando los soñamos, los vivimos y los recordamos», indica un cartel que tienen en su hermosa caravana tuneada con flores naturales y fotos. Tienen un restaurante en Burgos, pero lo que les gusta verdaderamente es la calle, por lo que viajan de una parte a otra del mundo. Trabajan mucho, por ejemplo, en las Landas. Para conocerlos mejor, se puede visitar su facebook: Food Truck Pura Vida.