Dabid LAZKANOITURBURU

De la conspiración en blanco y negro al green on blue afgano

Ya desde que saltó la noticia del atentado contra el embajador ruso en Ankara surgieron como hongos las teorías abonadas a la conspiración.

Desde los que veían una provocación para forzar a rusia a iniciar una guerra hasta los que comparaban al policía turco Mevlüt Mert Altintas con el joven serbio de Bosnia Gavrilo Princip, que atentó en 1914 contra el ar0chiduque Francisco Fernando, y a su mujer, la duquesa de Hohenberg Sofía Chotek, lo que fue el detonante de la Primera Guerra Mundial.

Será cosa de la reciente luna de miel entre Putin y Erdogan, pero el caso es que el Gobierno turco se sumó a la hora de abonar la conspiranoia que apunta a EEUU evocando la sospecha sobre el pasado gulenista de Altintas o, en su defecto, el de sus parientes y mandos superiores.

El hecho de que el embajador, Andrei Karlov, careciera de escolta pese a haber sido el principal artífice del acercamiento Ankara-Moscú y de haber sido durante años representante ruso en Corea del Norte podría alimentar la conspirativa a no ser que lleguemos a la conclusión de que la CIA habría logrado persuadir al propio Karlov o incluso al mismísimo FSB para que renunciaran a las más mínimas reglas de seguridad en un país con varios frentes internos y que participa en la vecina guerra siria.

En esta línea, y ya en plena deriva, tendría más sentido incluso hablar de un autoatentado ruso, si tenemos en cuenta que su efecto inmediato ha sido reforzar aún más la entente ruso-turca.

Ya en serio, todo apunta a una venganza por los bombardeos en Alepo contra los que hasta ayer eran rebeldes patrocinados por Turquía. El giro de 180 grados de Erdogan en nombre de su particular Ostpolitik con Rusia ha generado un profundo malestar no solo en el policía suicida sino en sectores del partido islamista en el Gobierno, el AKP.

Por lo demás, y pese a su coincidencia con el atropello de Berlín, el modus operandi y el contexto recuerda más a los casos de occidentales tiroteados por vengativos talibanes infilrados en la Policía o el Ejército afgano (fenómeno conocido como green on blue). Demasiados colores para .una conspiración en blanco y negro.