Un crimen contra la Humanidad. Así ha calificado la colonización francesa Emmanuel Macron, ex ministro de Economía de Hollande y candidato a sucederle en la presidencia. Inmediatamente la derecha más arcaica se le ha echado encima, arguyendo aquello de que Francia llevó la civilización allí donde hasta entonces reinaba la barbarie. Incluso el candidato socialista Benoît Hamon, cree que su adversario ha ido demasiado lejos. «Francia tiene que asumir una parte oscura de su legado» ha asegurado, pero calificar la colonización francesa como crimen contra la Humanidad es «una locura» que llevaría los franceses a ser juzgados por el Tribunal Penal Internacional, colocándolos al mismo nivel que los responsables del Holocausto, del genocidio de Ruanda, o del genocidio armenio.

La cuestión es que a diferencia de estos tres, no existe un estudio detallado sobre los efectos devastadores de la colonización francesa –y por extensión europea– en América, África y Asia. Tendría además que analizarse el periodo poscolonial o neocolonial, porque las metrópolis no han dejado de ejercer su poder en sus antiguas posesiones, sacudiendo a su antojo conflictos y guerras como la que destroza hoy día Siria. Puede discutirse si eso es o no un crimen, pero es innegable que atenta contra la Humanidad. Aunque lo haya dicho Macron.