LA KORRIKA DESBORDA IRUñEA CON UN MENSAJE OCULTO DE SARRIONANDIA
EL TESTIGO LOGRÓ A DURAS PENAS ABRIRSE PASO ENTRE LA GENTE QUE LE ESPERABA APIñADA EN EL PASEO SARASATE DE IRUñEA. A SU ESPALDA, QUEDABAN LOS MÁS DE 60 MARATONES DE UNA CARRERA DE RELEVOS QUE VOLVIÓ A UNIR A LOS PUEBLOS DE TODA EUSKAL HERRIA. ESTA VEZ, TRAÍA EN SU CORAZÓN UN MENSAJE OCULTO DE JOSEBA SARRIONANDIA.

Iruñea recibió ayer a la Korrika como es debido. Fue la primera vez en 20 ediciones que la carrera solidaria con los que se esfuerzan en aprender euskara tuvo un trato normalizado por parte de las instituciones propias de Nafarroa. El Gobierno cogió el testigo para que la carrera subiera la cuesta de Beloso hasta el centro de la capital, los parlamentarios llevaron el mensaje por las zonas nobles de la ciudad, pasándose el testigo entre las fuerzas del cambio, ya que las otras siguieron mirando hacia otro lado. Por primera vez, el cilindro de madera con el mensaje escondido cambió de portador entre instituciones públicas y colectivos populares, enlazando a las unas con los otros. El momento más gráfico –y más difícil de retratar– fue cuando Endika Lacuey, el rostro más conocido de la Federación de Peñas, se abrazó al alcalde Joseba Asiron y le cedió el testigo. A su alrededor, todo eran empujones, pues la carrera estuvo a punto de detenerse debido a la cantidad de corredores que aguardaban en la Plaza del Ayuntamiento.
La Korrika subió hasta Alde Zaharra a media mañana y luego bajó de nuevo a recorrer los barrios de Arrotxapea, Sanduzelai, Ermitagaña, Mendebaldea, Iturrama y Azpilagaña. Para cuando regresó a Sarasate, aquello parecía más una avalancha que una carrera de relevos.
En esos últimos metros fue cuando AEK recuperó el protagonismo después de echar a rodar la bola de nieve el día 30 de marzo en Otxandio. Unas letras gigantes en las que se leía “Bat zuk”, banderas de colores y miles de personas avanzaban cada vez más lentos coreando los lemas clásicos, como el “Tipi tapa” y el “Hemen dago Korrika”. Los estudiantes de AEK al cargo de la organización de los metros finales se desesperaban mientras acordonaban la zona central del Paseo Sarasate para crear un pasillo a todas luces demasiado estrecho para todo aquello que se avecinaba. Desde la plataforma central, la presentadora del acto, Reyes Ilintxeta, pedía colaboración. Pero encontraba poca.
Un tesoro en el altavoz
La meta de la Korrika llevaba tiempo tomada por madres, padres y un sinfín de niños, ya sea encaramados los hombros, en silleta o agarrados a las vallas que protegían el escenario central. Finalmente, los que venían corriendo y los que esperaban se fundieron en un solo grupo compuesto por miles de personas. Por el minúsculo pasillo acordonado accedió una única persona a la rampa que daba paso al escenario. Xabi Gartzia, responsable de AEK en Nafarroa, subió zarandeando en alto el testigo. Ilintxeta lo desenroscó en busca del mensaje, que resultaron ser unas palabras de Joseba Sarrionandia.
Ningún presente leyó ese escrito. En lugar de ello, se escuchó del escritor a través de la megafonía. Su voz –como en la canción de su fuga– llegó desde dentro de los altavoces. Sarrionandia explicó que el euskara es como un tesoro pero que no se agota nunca, por mucho que se use. Dijo que, en realidad, funciona al revés que las demás cosas, pues cuanto más se recurre y se usa ese tesoro, más tesoro queda. «El euskara, como el resto de lenguas, es un tesoro universal, porque es de todos, porque no se agota y porque es gratis». Animó, por tanto, a no tenerlo escondido en un agujero oscuro, sino a sentirlo cada mañana como si fuera miel en los labios.
Tras unos bertsos del campeón Julio Soto, Gartzia bajó el mensaje de la metáfora a la acción. El responsable de Nafarroa de AEK se felicitó por un cambio que no se reduce a la aritmética parlamentaria, sino que es, sobre todo, social. En este sentido, apuntó que lo que ahora toca es lograr que ese cambio «sea permanente». Gartzia, además, lanzó dos mensajes sobre la tarea que aún queda por hacer. Reivindicó la oficialidad del euskara en toda Euskal Herria y puso de manifiesto la necesidad de alcanzar la igualdad de oportunidades.
Un día casi sanferminero
El acto central en la meta dio paso a todo un día de fiesta en la capital navarra, con tres zonas de txosnas e hinchables. Desde el mismo escenario de la meta se dio paso a la fiesta con la interpretación en directo de la canción de este año de la “Zirkorrika” tras la que la gente se fue dispersando por Alde Zaharra con los dorsales de colores. Al final, muchas calles de Iruñea quedaron intransitables y conseguir un lugar para comer fue prácticamente una odisea.
Ainhoa Aznárez, presidenta del Parlamento, seguía con su dorsal una hora después de que acabara la carrera. «Mira el número: es el 2526 y es histórico. Nunca antes el Parlamento había comprado un kilómetro. No me lo quiero quitar. No quiero que llegue mañana. Ayer Baiona y hoy la Korrika. Algo está cambiando para bien», aseguró.
El alcalde de Iruñea, Joseba Asiron, lo valoró como un día muy especial. «La Korrika lleva muchísimos años dando vueltas por Euskal Herria en favor del euskara y este año es un año especial, es el año del cambio y viene a Iruñea, la capital histórica del euskara, por lo que es una grandísima noticia», aseguró.

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