Gloria LATASA
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La arquitectura del hostigo

En una primera visita al sur de Salamanca y norte de Extremadura me sorprendió su curiosa manera de «ornamentar» las viviendas tradicionales. Consistía en la colocación de tejas –además de en el tejado, como es habitual– en determinadas fachadas de las casas. En algunos casos estas tejas permanecían en su color habitual y en otros, estaban pintadas o encaladas de un inmaculado color blanco.

Un viaje posterior me permitió disfrutar de una visita guiada y encontré la respuesta a mis preguntas. En la zona –que incluye comarcas de la provincia de Ávila– resultan ser habituales las precipitaciones llegadas del oeste. Esas lluvias suelen estar acompañadas, en ocasiones, de fuertes vientos. Unidos, lluvia y viento, castigan particularmente a las construcciones y, para que éstas no se debiliten, se coloca el «refuerzo». Las tejas están solapadas unas contra otras dando lugar a hileras verticales alternas –una cóncava y una convexa, sucesivamente– en las fachadas orientadas al sur y suroeste. Un recubrimiento que recibe el hombre de hastial y que se respeta en la restauración de edificios tradicionales, pero que ha sido sustituido por otras soluciones en los edificios de nueva construcción.

Lo más curioso es la forma en que se explica el porqué de la existencia de este revestimiento en las fachadas. Se hacen así –dicen– para proteger la pared del hostigo. Si consultamos un diccionario de arquitectura el hostigo es la parte de la pared o muralla expuesta al daño de los vientos recios y las lluvias. Sin embargo, un vistazo al de meteorología nos enseñará que lo que se considera hostigo es el golpe de viento o de agua que hiere y maltrata la pared. En cualquier caso, se trata de unas condiciones meteorológicas típicas de algunos inviernos y que, en ocasiones, igualmente se pueden dar en primavera y otoño (las estaciones más «variables»), gracias a la llegada de las borrascas atlánticas. Por lo demás, su clima mediterráneo da lugar a unos veranos secos y calurosos y unos inviernos que también pueden ser fríos y secos.