Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Siéntete a gusto en casa

El acrónimo inglés “V.O.D.” significa “Video On Demand”, es decir, video bajo demanda. Estas tres letras han revolucionado, sobre todo en los últimos cinco años, la industria cinematográfica. Tanto desde la exhibición como desde la distribución... incluso desde la producción. Cuando Álex de la Iglesia, por aquel entonces en funciones de director de la Academia de Cine, anunció que el futuro del séptimo arte se encontraba en internet, mucha gente (guiada por la ignorancia) le saltó a la yugular, considerando que dicha declaración era una inexplicable concesión a la lacra de la piratería.

Nada más alejado de la realidad. Con los miedos superados al pago online y con la crisis cebándose con los circuitos tradicionales de proyección fílmica, era el momento para que la red de redes aportara su granito de arena, y a fe que lo ha hecho. Con una sabia política de selección en el catálogo y de promoción de este, plataformas como Filmin han nacido y crecido, demostrando así que solo con las salas de cine, no basta para abarcar toda la oferta cinematográfica mundial. Entra en juego el hogar, y amplía este sus dominios más allá del mercado DVD/Blu-Ray. Lo que antes era un sueño de locos ahora es una realidad: Algunos de los estrenos más esperados de la temporada llegan directa y únicamente a nuestras casas.

Por obra y gracia de esas tres letras mágicas, V.O.D., las cuales reinterpretamos aquí como “Versión Original (y Digital)”, espacio que destinaremos cada semana a echar una –necesaria– mirada a la cartelera de estos nuevos suministradores de cine. Tanto a sus estrenos como a esas joyas que se nos perdieron en su día... como a aquellos títulos que a lo mejor ya vimos, pero que simplemente pueden (y merecen) ser recuperados. Allá vamos, a esas nuevas salas llamadas HBO, Filmin, Wuaki o Netflix.

Empezamos con la del final de la lista; con la razón definitiva para abrir esta sección. Y es que la última vencedora del Festival de Sundance (la meca del cine independiente americano, certamen donde se han encumbrado films de la talla de “Reservoir Dogs”, “Pequeña Miss Sunshine” o “Whiplash”) fue una película de título peculiar: “Ya no me siento a gusto en este mundo”... y de distribución no-tan-extraña. Así es, la única manera (legal) de ver la última joya del indie es a través de Netflix. Allí, y solo allí, encontramos la ópera prima del actor Macon Blair, digno heredero de su maestro (Jeremy Saulnier), así como de otras vacas sagradas del cine de autor yankee (Quentin Tarantino, los Coen...). Planteada a modo de –patoso– thriller detectivesco y apoyada en el sólido trabajo de su dupla protagonista, la película reivindica, a golpe de ensangrentado humor negro, el espacio que cada ser marginal merece en este absurdo y despiadado mundo. Alegre y gamberro recordatorio, ideal para irnos familiarizando con la cada vez menos marginal Versión Original (y Digital).