Animación exportablemente despersonalizada

La franquicia animada “Tadeo Jones” constituye un fenómeno desculturizador que merece la pena seguir en su evolución, porque refleja los movimientos que en mercados sucursalistas como el español se vienen dando en la era de la globalización. El estudio Lightbox para ser competitivo internacionalmente ha tenido que recurrir al diseño de un héroe importado, al igual que la heroina que le acompaña en sus aventuras, respectivamente inspirados en Indiana Jones y Lara Croft. Pero es que hasta las mascotas animales que les secundan proceden de otras producciones de Hollywood como “Angry Birds”. Se supone que el plagio cuela al tratarse de una inocente caricatura dirigida, en principio, al público infantil. Sin embargo, la ambición del proyecto contradice dicho germen en teoría humilde.
En la práctica el nivel técnico alcanzado en esta segunda entrega, por inversión y tiempo de elaboración empleados, anda muy parejo con el de los grandes estudios. Como bien se ha dicho, en “El secreto del Rey Midas” hay más acción, a base de secuencias de persecuciones con un diseño espectacular. No podía ser de otra forma debido a que el argumento quiere imprimir a la aventura un aire cosmopolita, yendo de Las Vegas a La Capadocia con escala en Granada. Pero por más partido visual que se saque a los escenarios andaluces, con lo intrincado de las callejuelas del Albaicín y la monumentalidad árabe de la Alhambra, al final todo queda reducido a una maniobra de promoción turística. Lo que se pone de cosecha propia es el tipicismo “made in Spain”, redundando en un sentido del humor sustentado en la exageración del acento, tal como sucede con el taxista granadino al que dobla José Corbacho. Si ya los chistes de la franquicia eran infantiloides, aquí son muy de postal, con la Momia vestida de faralae.

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