Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Jacques»

La familia que surcó los océanos a bordo del Calypso

Al haber sido presentada en Donostia durante la pasada edición de Zinemaldia, el estreno comercial de esta película sobre Jacques Cousteau se hace coincidir con la de este año. Es un buen recordatorio, porque “L’Oyssée” es de esas películas que no dejan huella, que se olvidan nada más salir de la sala de proyección. Pasas un buen rato contemplando bellos paisajes, sorprendentemente vistos desde el aire, porque la realización transita más la superficie marina que por sus profundidades. Dicho de otro modo, resulta tan agradable como superficial, porque así de esquemático es el retrato del gran pionero de la oceanografía y del cine submarino, dos veces ganador el Óscar al Mejor Documental con “El mundo del silencio” (1956) y “Un mundo sin sol” (1964).

Es curioso que “L’Odyssée” (2016) sea todo lo contrario de “Life Aquatic” (2004), la genial y sinpar creación de Wes Anderson, en la que Bill Murray hacía una imaginaria caracterización de Monsieur Cousteau. Esta otra representación ni es inventiva, ni tampoco puede presumir de realista, ya que no se centra como deberia en su figura. Es lo que tienen las biografías oficiales, que tocan aspectos vitales de la persona evocada muy de refilón. En realidad el trabajo más convencional hasta la fecha de Jérôme Salle, que prometía mucho son su personal ópera prima “El secreto de Anthony Zimmer” (2005), termina por configurarse como un melodrama familiar en toda regla.

La película de los Cousteau se basa en el conflicto paternofilial entre Jacques y su hijo Philippe, a fin de lograr captar a varias generaciones de espectadores, porque dicho duelo simboliza la perspectiva actual del conservacionismo ecologista frente a la anticuada idea de la conquista de la naturaleza. El dilema lo personifician unos Lambert Wilson y Pierre Niney deformados por el paso del tiempo y las sucesivas capas de maquillaje correspondientes.