EIBAR 1

CELTA 2

Segunda visita del Celta a Ipurua en poco más de un mes y segunda victoria de los gallegos. Diferente la de anoche, sin duda menos sonrojante, aunque el consuelo es escaso para los azulgranas, por no decir inexistente.

El principal aliciente que podía ofrecer al Eibar su debut copero era conseguir un triunfo rotundo, uno de esos en los que se aúnan marcador y sensaciones y que los armeros no han podido celebrar desde su cada vez más lejano arranque liguero en Málaga. Un objetivo que no tenía tanto que ver con la propia competición de Copa, cuya fecha de caducidad ya se intuía temprana viendo cómo marcha la temporada y se adivina inmediata tras el resultado de ayer, sino por lo necesitado que está de refuerzo el equipo eibarrés. La mejoría en estos últimos partidos es, aunque no excesiva, palpable, pero entre otras cuestiones, es evidente que los azulgranas necesitan un buen partido, sin errores, con goles, sin sufrimiento y con victoria, que les aligere las piernas, al menos de cara al futuro más próximo.

Era a lo que aspiraba ayer el Eibar en un partido que, por lo demás, sólo servía para cargar a un equipo que, con un tercio de la plantilla en la enfermería, no está para excesos y riesgos. Pese a la limitación de alternativas, José Luis Mendilibar introdujo siete cambios en la alineación respecto al Bernabéu, incluyendo la presencia del jugador del filial Imanol Sarriegi. Mantuvo la defensa de cinco, que no bastó para frenar al Celta.

En su primer acercamiento Guidetti forzó a Riesgo a lucirse y en el córner posterior, Cabral encontró hueco sin problemas para hacer el 0-1. El Eibar reaccionó y, aprovechando que la zaga visitante tampoco estuvo muy fina, empató pasado el cuarto de hora. Con más ganas que juego buscó el segundo pero su rival fue el que lo marcó. Al filo del descanso, Hjulsager, en posición dudosa, centraba para que Guidetti firmara el 1-2.

Los armeros entraron con otra marcha en el segundo tiempo pero sólo pudieron mantenerla a rachas ante un Celta que buscó esporádicamente, y sin encontrarla, la sentencia.