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Saad Hariri retornará en días a Líbano y clarificará allí su chocante decisión de dimitir

Tras una misteriosa desaparición y una dimisión en diferido desde Ryad, vía una televisión saudí, el primer ministro libanés, Saad Hariri, llegó ayer a París y confirmó su vuelta en cuestión de días. Antes de explicarse ante los libaneses, hará una ronda por capitales árabes.

Invitado a París por el presidente de la República francesa, antigua metrópoli de Líbano, el primer ministro Saad Hariri confirmó ayer que regresará a su país en los próximos días para participar en los actos conmemorativos de la independencia y que, tras reunirse con el presidente Michel Aoun, hará saber su posición en relación a su rocambolesca desaparición del país, su chocante dimisión desde la capital saudí, Ryad, y la crisis que se ha abierto.

Con este anuncio, Hariri quiso hacer un doble desmentido. Por una parte, acallar las voces que apuntaban a su posible exilio en el Estado francés, en el que la familia Hariri posee numerosas propiedades y conexiones al más alto nivel, y por otra, las que daban por seguro que estaba en arresto domiciliario, sin libertad de movimientos, forzado por sus patrones, las autoridades saudíes con el impulsivo príncipe heredero Mohamed bin Salman a la cabeza.

No obstante, antes de regresar a Beirut, el primer ministro Hariri informó de que tiene previsto visitar varias capitales árabes, en lo que se considera un reconocimiento de que el pequeño país de los cedros no es sino el tablero donde una disputa regional entre los archienemigos Arabia Saudí e Irán, con un potencial de desestabilización global, está jugando su curso.

El presidente de Líbano, Michel Aoun, cuyo partido tiene una alianza con Hizbullah, ha sido claro sobre la dimisión del primer ministro. No la aceptará nunca a no ser de que sea presentada en territorio nacional y Hariri tendrá la obligación de permanecer en el país hasta que un nuevo gobierno sea formado.

De acuerdo a la Constitución libanesa, el puesto de primer ministro debe estar ocupado por un suní y con la dimisión de Hariri, forzada desde Ryad por no enfrentarse con dureza a Hizbullah, el Partido de Dios de Nasralllah tendrá la difícil tarea de buscar un socio suní dispuesto a compartir con ellos el Gobierno. Máxime cuando Arabia Saudí y la coalición árabe de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahrein, Marruecos, Jordania y Sudán han manifestado que Líbano es rehén de Hizbullah y por extensión de Irán.

La tensión sigue siendo muy alta. Los saudíes dicen que Líbano les ha declarado la guerra por el lanzamiento de un misil desde Yemen y han evacuado a todos sus ciudadanos. Los libaneses, por su parte, temen un bloqueo económico y, posiblemente, una escalada militar.