Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Thi Mai, rumbo a Vietnam»

Postales desde el extranjero

En su vertiente más negativa, la última propuesta de Patricia Ferreira sorprende debido al desaforado intento de la autora de propuestas tan estimulantes como “Sé quién eres” o “Los niños salvajes” para caer en gracia al patio de butacas y, por extensión, a la taquilla. Todo en “Thi Mai” se asemeja a un álbum de fotos sin alma y que delega todo su interés en un encadenado de situaciones que a ratos pretenden arrancarnos lágrimas forzadas y en otros dibujarnos sonrisas que se diluyen cual azucarillos en el agua. Forzada y sensiblera, esta comedia dramática o de corte sentimental delega toda su fuerza en un reparto liderado por tres actrices experimentadas que hacen lo que pueden con unos roles muy superficiales.

La trama se limita a seguir el periplo de una mujer que, en complicidad con sus dos mejores amigas, viajará hasta Vietnam para recoger a la niña que le fue dada en adopción a su hija fallecida. Con este punto de arranque potente, Ferreira cae en la trampa del tópico costumbrista a la hora de detallar el perfil de unas mujeres que nunca salieron al extranjero y que en esta su primera odisea tropiezan de bruces con una cultura completamente diferente, lo cual provoca algunas escenas que bordean lo grotesco.

Para colmo de males, de la chistera de la realizadora asoma un Dani Rovira que por mucho se intente variar su registro, sigue sin decirme nada como actor en su esfuerzo por dotar de encanto a un actor gay que se traslada a este exótico paisaje para encontrarse con su pareja y, de paso, verse involucrado en esta aventura. En este accidentado periplo compartido apenas encontramos motivos para la emoción –factor fundamental de la trama– porque todo está enfocado desde una óptica comercial carente de riesgos y sin rumbo fijo.