La crisis de la masculinidad tomada a risa

Ya sea a causa del empuje feminista o ya sea por la propia decadencia del sexo otrora considerado fuerte, la cuestión es que la masculinidad ha entrado en una crisis comatosa, por no decir terminal. Y como todavía quedan algunos hombres inteligentes, los hay que prefieren tomárselo con humor y reírse de lo ridículos y desfasados que resultan hoy en día los comportamientos y actitudes machistas. Así piensa al menos el cortometrajista catalán Lluis Segura, que debuta en el largometraje con el respaldo de la productora Escándalo Films, surgida de la ESCAC de Barcelona, por lo general dedicada a trabajos de estudiantes más experimentales, pero que también tiene su sección abierta a la comedia independiente.
Y tan independiente, porque “El club de los buenos infieles” ha costado solamente sesentamil euros, gracias a la total implicación de un reparto coral que gracias a los ensayos previos ha podido rodar en menos de tres semanas, dejando un espacio a la improvisación. La película no es ficción convencional, al contener trazas de falso documental, siendo muchos los momentos en los que los actores hablan a cámara en pose testimonial.
No se trata de un recurso gratuito, debido a que los miembros del club son personajes necesitados de confesar sus interioridades, sobre todo las relacionadas con las carencias de su vida sexual y sentimental. La supuesta bondad del club es achacada a que la infidelidad goza de fines y efectos terapéuticos, al servir para reanimar las ya de por sí decaídas relaciones dentro de la pareja duradera.
El sugestionamiento colectivo se consigue por medio de unas reglas de obligado cumplimiento que todos los miembros deben memorizar. Para afianzar dicho autoconvecimiento disponen además de un coach y organizan cursillos basados en un libro teórico de autoayuda titualdo “La seducción si fin”.

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