El escultor Miguel Ángel Oribe describe que su obra, expuesta en Andrestegi hasta el 13 de abril, parte del hueco y de preguntarse qué significado tiene este. Al respecto Oribe precisa: «Con la inexplicable atracción que sentí por los círculos vacíos o vaciados comenzó mi interés por el hueco en la escultura. Porque yo comienzo a definir la obra partiendo siempre de un tema concreto, el hueco, todo parte de él y todo me lleva a él. El hueco es lo que articula mis obras». «En arquitectura el hueco –prosigue– es aquello donde trabajan, donde habitan las personas, en arte el hueco es ese espacio ganado a la materia. ¿Cuál es el significado de ese hueco?, creo que tiene que ver con la idea de viajar ‘a través de’, de transitar, tiene que ver con el misterio, con lo desconocido, con la idea de camino o más concretamente con realizar un camino que uno no sabe muy bien por dónde le lleva ni dónde acabará. En muchos casos parto del muro o de la pared o de la columna para crear mis obras. En otras directamente construyo refugios que no son más que lugares habitables».

Al hilo de esta reflexión, este escultor lasartearra reflexiona sobre el origen de su obra, subrayando que ese hueco «tiene su origen en la arquitectura, en la influencia que he tenido de arquitectos como Van Der Rohe, Aalto, Niemeyer, Tadao Ando, Peña Ganchegui, Jean Arp...».

«No busco realizar objetos artísticos –añade Oribe– busco la manera de que esos objetos se conviertan en contenedores, en espacios que admitan ser transitados, en huecos que permitan ser habitados, estructuras que sean refugio para el hombre. En definitiva, la arquitectura está muy presente en mi obra. Oteiza decía que un arquitecto es un constructor de huecos y yo, siendo escultor, me siento muchas veces más cerca de la arquitectura que de la escultura».