Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Más allá del PSG y el City

El VAR obliga a tirar un penalti en el descanso, un partido de la cuarta rumana reúne a 40.000 personas y Tayyip Erdogan pierde 2-0.

Mainz-Friburgo, partido de Bundesliga, los locales reclaman penalti por mano que el colegiado de turno no ve sino que a renglón seguido señala el final de la primera mitad e invita a enfilar el túnel de vestuarios. Abandonado el césped, al trencilla le comunican por su pinganillo la evidencia, que ha sido una mano en el área como la catedral de Colonia. En ese instante regresa al terreno de juego y ordena que los futbolistas vuelvan de inmediato, que se lance la pena máxima y suba al luminoso el gol para los anfitriones. El perjudicado Friburgo anunció ayer que no tomará medidas ante una decisión inusual y hasta estrambótica, pero habla de intervención del VAR «desafortunada» y que «no puede estar en el espíritu del fútbol». Es más, según la normativa del VAR, el árbitro debe encontrarse en el campo a la hora de recurrir al mismo, algo que, según el Friburgo, no se produjo, lo que supondría una «violación de las reglas». Por cierto, el protagonista, el colegiado, se explicó ante los medios, algo normal en Alemania, hablando de «justicia» y de que con su decisión se explora aún más en los límites del polémico vídeoarbitraje, ese que en la Premier League sus clubes han decidido no aplicar el próximo curso, precisamente, por las dudas que suscita. No vaya a ser que como confesó el extécnico inglés Ron Atkinson, «nunca hablo de los árbitros y no voy a perder la costumbre por culpa de este imbécil».

Al que le han llovido las críticas es al brasileño Neymar por no acudir desde su país, donde se recupera de su lesión, a la celebración del nuevo título de la Ligue 1 para los parisinos. El astro echaba una partida al póker on line mientras seguía el partido de sus compañeros, entre ellos su compatriota Dani Alves, que suma ya 37 trofeos en sus vitrinas. Una barbaridad. El futbolista más laureado de la historia, superando a su compatriota Maxwell, que logró 35 en 17 años como profesional, y al galés Ryan Giggs, también con 35 trofeos en 24 años en el United.

Los Cavani, Mbappé y compañía goleaban 7-1 al Mónaco –desde 1974 no encajaba tantos goles–, resultado tan abultado que motivó que la directiva del club del Principado decidiera pagar el viaje y entrada a los aficionados que se desplazaron hasta la capital, para enmendar el bochorno de tan abultada derrota. No obstante, los hinchas agradecieron el gesto, pero lo rechazaron bajo el argumento de que «a diferencia de algunos de nuestros jugadores, nosotros siempre estaremos aquí por el amor a la camiseta». En cualquier caso, hay que hacer notar que los monegascos perdieron este curso a hombres de la talla de Bernardo Silva, Mendy, Bakayoko, Mbappé o Germain, y aun así marchan segundos en la tabla.

En el lado contrario, todo felicidad en quien se gastó 400 millones en verano teniendo ya la mejor plantilla. El PSG solo había ganado dos título ligueros antes de la llegada del jeque Nasser Al-Khelaïfi (1985-1986 y 1993-1994) a la dirección de la entidad. Con este entorchado en ya su quinta Ligue 1 con él como dueño, iguala con 7 al Olympique Lyonnais y está a 3 del primero, el Saint-Etienne. Y entre tanta felicidad en la Ciudad de la Luz, un lunar: el de Hatem Ben Arfa, futbolista de 31 años que acumula un historial de cuatro ligas con el Lyon y una con el Marsella, pero apartado del vestuario parisino desde abril de 2017 por desaveniencias con Unai Emery. Desde entonces, relegado en el filial, cobrando 600.000 euros mensuales, y el de Irun dejando claro, ante una campaña que reclama que juegue, que no le concederá ni un minuto... todo por no darle el gusto de ganar otra Ligue 1.

Ryan Sessegnon, apúntenlo

El Mónaco no pudo atrasar el alirón del PSG como el United sí hizo con el City, aunque una jornada después, los de José Mourinho se lo pusieran en bandeja. Los Citizens volvieron a demostrar sobre el césped por qué son el mejor equipo inglés y sentenciaron 1-3 al Tottenham; al día siguiente, los Red Devils caían contra todo pronóstico 0-1 en Old Trafford ante el colista, un West Bronwich que no había ganado un partido ¡desde agosto pasado! El técnico luso cargó duramente contra algunos jugadores, sin nombrarles, acusándoles de no tener categoría para vestir la camiseta mancunian. Lo cierto es que su enésimo fiasco por fin da el título a un Pep Guardiola que suma siete trofeos domésticos en su últimas nueve temporadas en los banquillos.

El tercero en discordia, el Liverpool, sigue a lo suyo, 3-0, como sigue firmando más días en la oficina el egipcio Mohamed Salah, primer jugador africano que marca más de 30 goles en una temporada de Premier League, superando el récord del costamarfileño Didier Drogba en la 2009-10. Los tantos los anotó el tridente de moda, Salah, Firmino y Sadio Mané, aupados en un grupo conjuntado con el que Jurgen Klopp está sentando las bases de un Liverpool que apetece mucho ver el próximo curso. Y mientras, el Arsenal ha perdido ya 11 partidos esta temporada e iguala su peor registro de derrotas en una misma campaña en la era Wenger, la de la 2005-06; mientras, el Chelsea perdía 2-0 en casa del Southampton a falta de media hora, cuando Giroud saltó por un sentenciado Morata y dos goles suyos acabaron en un 2-3.

La Premier enfila la recta final al tiempo que se dirime quiénes militarán en ella el nuevo curso ascendidos de Segunda. Y el primero en conocerse son los ‘lobos’ del Wolverhampton Wanderers, entrenados por un viejo conocido como el luso Nuno Espírito Santo, ex del Valencia. Por cierto, en esa League One ha nacido una estrella, así que apunten el nombre de este chaval de solo 17 años, nominado mejor joven por la asociación de jugadores ingleses y mejor jugador de la temporada en la segunda categoría. Se llama Ryan Sessegnon, juega en el Fulham, suma 14 goles y cuentan que el Barça prefirió a Dembelé en lugar de a este zurdo de futuro enorme.

En The Hawthorn, estadio del West Brown, quieren verlo de pie, aunque el Parlamento británico se ha negado a debatir ese cambio en las gradas. Una iniciativa popular ha presentado 50.000 firmas, pero necesitan 100.000 para que el debate parlamentario sobre una vuelta a las gradas en pie sea obligatorio. Donde no verán a Sessegnon es en Sunderland, en peligro de descenso a League Two, cuya directiva llevará a cabo un exhaustivo control de la venta de entradas para sus próximos dos partidos en casa. ¿La razón? Evitar que el estadio se llene de hinchas del Newcastle, vecino y archirrival, celebrando su posible pérdida de categoría.

Nada, en cualquier caso, comparable a lo vivido este fin de semana en la cuarta división del fútbol rumano. Nada más y nada menos que 40.000 espectadores para presenciar el duelo bucarestino entre el CSA Steaua, el club del que en su día se escindió su sección balompédica, el histórico Steaua, y considerado por sus seguidores el original, y el Academia Rapid, que no es otro que la refundación de otro de los grandes, el Rapid de Bucarest, el que más seguidores de etnia gitana reúne, que cayó en bancarrota hace dos años. El resultado fue lo de menos, no como en el duelo por el liderato de la liga turca entre Galatasaray y Başakşehir, 2-0, con un gol del togolés Enmanuel Adebayor. Perdió el club auspiciado en su día por el presidente del país y donde juega ahora el exculé Arda Turan, ex del ‘Galata’ y muy pitado. Algunos medios titularon al día siguiente ‘‘Galatasaray 2, Erdogan 0’’. Como diría Mario Balotelli, «lo peor de Inglaterra es la comida, el clima… y el diario ‘‘The Sun’’». Y el VAR.