Anjel Ordoñez
Periodista
JO PUNTUA

Menudo solsticio

En este solsticio he puesto mucho empeño. Más que nunca. El sábado, con la caída de la noche, colgué de mi puerta una rama fresca de espino, y, a continuación, quemé la del año anterior paseando los tizones por la casa, para asombro de los más pequeños de la familia. Acto seguido, subí al monte para depositar una caja abierta en la que atrapar fantasmas y ponerlos a mi servicio, que falta me van a hacer. Sin apenas tiempo para el descanso, me dirigí a la plaza del pueblo para participar en la ceremonia del encendido de la hoguera, y pasé un buen rato observando la combustión de los malos rollos del otoño, la purificación de los pecados del invierno y la ignición de los vicios de la primavera.

Y salté como hacía tiempo que no lo hacía sobre un buen montón de brasas al rojo vivo. Con impulso renovado, con toda la fuerza que los años, que no pasan en balde, me permitieron emplear en el desafío a la cada vez más pesada gravedad. Tres veces brinqué y después acaricié las cenizas, concentrado en impregnar bien mi piel, para que la protección perdure en el largo año que nos espera por delante.

Aunque fatigado por el esfuerzo, no dudé en conducir hasta la playa, meterme en el mar y saltar nueve olas dando la espalda al frío océano, que todo cuidado es poco para ganarse a los espíritus y apaciguar las fuerzas de la naturaleza. Cercano a la extenuación y con las primeras luces del alba, me acerqué a la fuente para beber de las inusuales propiedades depurativas del líquido elemento, y me revolqué desnudo en el rocío matinal, por si todavía quedaba algún rastro de impureza física o espiritual.

Escribo estas líneas desde el hospital. Me caí en el monte, rodé varios metros y perdí la caja de los fantasmas: leve esguince. A pesar del brío y el empeño, el impulso fue insuficiente en el salto de las brasas: quemaduras de primer grado. El baño helado en la playa y el revolcón en el rocío apuntan a un principio de neumonía, y en la fuente donde bebí de madrugada, el agua no estaba tratada: intoxicación y diarrea. Como vasco, me siento seriamente confundido.