Soledad GALIANA
DUBLÍN
SALIDA DE REINO UNIDO DE LA UNIÓN EUROPEA

El Gobierno de May da luz verde al texto que define la ruptura con la UE

Cinco horas de reunión, y se rumorea que su carrera política, le costó a la premier británica, Theresa May, conseguir el apoyo de su Gabinete al documento acordado con el equipo negociador de la Unión Europea. Ahora sólo queda su aprobación en los parlamentos británico y europeo para que el 25 de noviembre se ratifique el texto final del Brexit.

Si Theresa May afirmaba que Reino Unido estaba «significativamente más cerca» de un acuerdo sobre el Brexit ante los parlamentarios británicos durante la mañana de ayer, la tarde le dio la razón. Su estrategia de dedicarle las horas previas a su intervención ante los diputados a encontrarse con los ministros de su Gabinete, en un intento de lograr su aval al texto que definirá la relación de Gran Bretaña con la Unión Europea (UE) una vez se haga efectiva su separación el próximo 29 de marzo, alcanzó su objetivo. Tras cinco horas de reunión con sus ministros, May anunció que estos apoyaban el acuerdo.

«Creo firmemente que el borrador del acuerdo de Brexit fue lo mejor que se pudo negociar y sirvió para que el Gabinete decidiera si seguir adelante con las conversaciones», declaró May ante los medios que pacientemente esperaban su declaración, que se produjo pasadas las 19.00 horas (hora local).

«Las opciones que se nos presentaron fueron difíciles, particularmente en relación con el ‘backstop’ de Irlanda del Norte. Pero la decisión colectiva del Gabinete fue que el Gobierno debería acordar el borrador del acuerdo de Brexit y el esbozo de la declaración política», concluyó la premier.

El diputado británico Jacob Rees-Mogg, líder de los conservadores partidarios de un Brexit duro, llamó a sus compañeros de partido a rechazar el acuerdo cuando llegue al Parlamento.

El que fuera líder del antieuropeo UKIP, Nigel Farage, llamó a los ministros pro-Brexit a dimitir ante lo que calificó como «el peor acuerdo de la historia» incluso antes de haberlo leído.

En una introducción al contenido del documento, que iba a ser publicado tras su aprobación por el Ejecutivo londinense para facilitar su discusión en el Parlamento británico, pero ayer lo hizo público la UE, May avanzó ante la Cámara de los Comunes que el acuerdo daría a Reino Unido el control de las fronteras, las leyes y las finanzas.

Tras su intervención, regresó al 10 de Downing Street para encontrarse con sus ministros, en una reunión que excedió en tres horas la previsión para permitir la intervención de todos los miembros del Gabinete, cuyo aval da daría el espaldarazo a una cumbre de emergencia de los líderes europeos en Bruselas el 25 de noviembre con el objetivo ratificar el acuerdo.

Sin embargo, otros rumores más preocupantes para May apuntan a que ha comenzado el envío de cartas por parte de los electos del partido solicitando la salida de May como primera ministra. Como se auguraba, una vez que la política conservadora ha cumplido su cometido, ha llegado la hora del relevo.

Durante su intervención en el Parlamento, May tuvo que enfrentarse a las críticas laboristas, cuyo líder, Jeremy Corbin, le acusó de aceptar un acuerdo que atraparía a Reino Unido en una «casa de paso indefinida sin ninguna opinión real» sobre las reglas que gobernarían la economía británica.

«Consecuencias»

Mientras May se reunía con sus ministros y en una clara advertencia al futuro del Ejecutivo, que depende de los votos del unionista DUP para mantenerse en el poder, la líder de la formación norirlandesa, Arlene Foster, y un grupo de parlamentarios de su partido ofrecieron una conferencia de prensa en el Parlamento británico para afirmar que no apoyarán nada que rompa Reino Unido o que signifique que el norte de Irlanda sea tratada de manera diferente al resto de Gran Bretaña, apuntando que habrá «consecuencias». El próximo encuentro difícil de May será con Foster.

El borrador fija un «backstop» en el norte de Irlanda, que permanecería de facto dentro del mercado único de la UE en el caso de que no se alcance un acuerdo efectivo entre Londres y Bruselas sobre sus futuras relaciones comerciales, para así garantizar que los controles físicos no se vuelvan a introducir en la frontera de Irlanda.

El acuerdo también incluye compromisos sobre los derechos de los ciudadanos después de Brexit, se ha propuesto un período de transición de 21 meses tras la salida de Reino Unido el 29 de marzo de 2019 y detalles de la llamada «ley de divorcio» que le costaría a Londres 39.000 millones de libras

 

Dublín considera que el pacto es positivo para Irlanda

El borrador de acuerdo entre la UE y Reino Unido sobre el Brexit contiene los aspectos esenciales sobre la frontera entre el sur y el norte de Irlanda requeridos por el Gobierno de Dublín, afirmó ayer el primer ministro, Leo Varadkar, ante el Parlamento.

El Ejecutivo irlandés evitó manifestarse sobre el contenido del acuerdo sobre la relación entre la UE y Gran Bretaña a partir del 29 de marzo del 2019, fecha en la que se hará efectivo el Brexit, en un intento de facilitar a la primera ministra británica, Theresa May, la presentación del documento ante un Gabinete dividido.

Sin embargo, en su intervención parlamentaria, Varadkar reiteró los requisitos irlandeses para la operación de la llamada «solución backstop», esa red de seguridad que pretende evitar una frontera dura en el norte de Irlanda, si Bruselas y Londres no pueden pactar los acuerdos aduaneros a tiempo para el fin del período de transición, en diciembre de 2020.

La UE cree que el «backstop» debe significar que el norte de Irlanda permanece en el mercado único de bienes y en la unión aduanera hasta que Reino Unido encuentre una solución al problema de la frontera. Theresa May quiere el «backstop» permita que todo el Reino Unido permanezca en la unión aduanera por un tiempo limitado después del período de transición, algo que la UE ha dicho que es inaceptable, porque forzaría la creación de una frontera entre el norte y sur de Irlanda, con las implicaciones que ello conlleva para el proceso de paz y el Acuerdo de Viernes Santo.

Varadkar explicó que este «backstop» tiene que ser «legalmente operable, no puede tener una fecha de vencimiento, y no puede ser posible que una parte se retire unilateralmente».

La líder de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, recordó que su partido siempre ha exigido «un acuerdo que proteja los intereses de Irlanda, nuestra economía, el Acuerdo de Viernes Santo y los derechos de nuestros ciudadanos». McDonald recordó a Varadkar que tanto Gran Bretaña como la UE se habían comprometido a que no habría una frontera física en Irlanda, y le pidió a Varadkar que se asegure que el documento implementa esa garantía.

Por su parte, el DUP advirtió de que el acuerdo sobre el Brexit podría llevar a la ruptura de Reino Unido, ya que podría incluir la permanencia del norte de Irlanda dentro del acuerdo aduanero de la UE, creando de facto una frontera en el mar de Irlanda y separándoles de Reino Unido.

Varadkar reconoció que para la comunidad unionista, este es un momento bastante difícil, pero que el Acuerdo de Viernes Santo incluye un reconocimiento de la jurisdicción de Reino Unido sobre el norte de la isla y el principio de consentimiento para cualquier decisión sobre el futuro político de esa parte de Irlanda.S.G.

 

El peor acuerdo posible para Escocia, según Sturgeon

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, denunció el acuerdo alcanzado para el Brexit como «nefasto» para su país, ya que las propuestas sacarían a Escocia del mercado único mientras el norte de Irlanda se mantendría en él, y eso tendría un impacto «devastador» en el empleo y la inversión en Escocia.

Sturgeon afirmó que, por lo que conoce del acuerdo, significaría «el peor de los mundos posibles para Escocia». La cuestión de las cuotas pesqueras podría marca la diferencia en la votación parlamentaria si los conservadores escoceses se alinean con los 35 diputados del SNP, que votarán en contra del acuerdo.S.G.