Es que yo no quiero ver a John Wayne declamando a Shakespeare!...¡yo le quiero ver parando una diligencia a tiros!». La frase es del gran director de cine John Ford cuando se cuestionaba si el ‘Duke’ era un buen o mal actor. Ayer se cumplieron 80 años del estreno de ‘‘La diligencia’’, que elevó el Wenster a la categoría de cine con mayúsculas, obra del eterno cineasta. Todo un clásico del séptimo arte, como un clásico es que el derbi vasco por antonomasia al Athletic se le dé, perdón por el exabrupto fordiano, como el culo. Todo un clásico que no se juegue bien y se pierda, y da igual que las estadísticas contradigan esta creencia, porque la percepción del athleticzale es esa, y ya se sabe, que la realidad no te estropee un buen titular. Un clásico en los derbis que el Athletic se dispare al pie con eso de los goles en contra, y menos mal que no se volvió a marcar en propia puerta y por partida doble como la temporada pasada. Pero casi. El primero de los de ayer fue una concatenación de errores impropios del fútbol de élite, una falta a favor cuya ejecución fue como para que dimita quien la ideó, y para rematar la caraja de Dani García perdiendo de vista al balón como si Oyarzabal fuera un tren de mercancías; el segundo, otro esperpento defensivo en el área pequeña. De paso, otro clásico de los derbis, que la Real firme unos golazos para nutrir la ‘Parabólica’ de Maldini, como el de ayer de Willian José, cuyo chicharro... eso sí que fue una ciclogénesis explosiva.

Yo no quiero ver al Athletic declamando a Shakespeare, yo quiero ver al Athletic parando a la Real a tiros. Y hoy, un equipo que promedia 18 faltas por partido, en la primera mitad había cometido cuatro. Y no se trata de dar patadas pasándose de frenada como Capa –se pierde el partido ante el Barça–, sino de competir como tu rival y no correr como pollo sin cabeza. Dos regalos, dos goles. Dos disparos de la Real entre los tres palos, dos goles. Si la primera mitad ese 1-0 hizo mucho daño, el 2-0 les mató. La segunda parte, incluso con dos cambios a vuelta de vestuarios, fue peor todavía, a nivel grupal e individual. El 2-1 de penalti, una anécdota en un anodino partido. En fin, un clásico del Athletic en los derbis contra la Real, más allá de la tontería de quién se lo toma más en serio. Y todo, ayer, que fue el Día de la Marmota. Otro clásico.