Iker BIZKARGUENAGA
UNA ENFERMEDAD MUY CONTAGIOSA PERO PREVENIBLE

EL SARAMPIÓN PONE EN GUARDIA A EUROPA CON UN FIERO REPUNTE

En 1998 la OMS estableció como meta la eliminación del sarampión endémico en Europa para 2007, y poder certificar su erradicación total antes de 2010. Sin embargo, no sólo no se ha cumplido el objetivo, sino que la cifra de afectados y fallecidos ha batido récords.

El pasado 20 de agosto, inmediatamente después de la publicación del informe sobre la vigilancia epidemiológica de las enfermedades inmunoprevenibles, la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa emitió una nota de prensa advirtiendo sobre la situación del sarampión en el continente. Y los datos hicieron saltar las alarmas. No era para menos, pues dibujaban un escenario inédito en décadas, sin precedentes en este siglo.

En el primer semestre de 2018, más de 41.000 niños y adultos habían padecido el sarampión en Europa, un número que excedía el de los casos registrados en cualquiera de los años completos de la última década. Y del total de afectados, 37 habían fallecido. Se trata de una cifra muy alta, teniendo en cuenta los precedentes y que se refiere a un continente donde esa enfermedad ha estado a punto de ser erradicada gracias a las vacunas. En concreto, a esas alturas del año pasado se habían registrado más de 1.000 casos de sarampión en siete países: Grecia, Georgia, Italia, El estado francés, Rusia, Serbia y Ucrania, este último con más de 23.000.

Según publicó en esas mismas fechas el Comité Asesor de Vacunas de la AEP, los países con mayor incidencia –casos/millón de habitantes–, entre julio de 2017 y junio de 2018 fueron: Serbia (643,16), Ucrania (605,65), Georgia (307,36) y Grecia (293,03). A continuación, a cierta distancia se hallaban Rumanía (70,54), Italia (55,9) y el Estado francés (42,21), y después, en el rango de 10-20 casos/millón, estaban Eslovaquia, Irlanda, Portugal, Reino Unido, la República Checa y Rusia. La situación era bastante menos alarmante en el Estado español, donde la tasa de incidencia alcanzaba los 4,49 casos por millón de habitantes y un total de 207 casos en los doce meses anteriores.

A la vista de la situación, Zsuzsanna Jakab, directora de OMS-Europa, hizo un llamamiento a «implementar inmediatamente medidas amplias y apropiadas al contexto para detener la propagación de la enfermedad». «La buena salud –recordó– para todos comienza con la inmunización, y mientras no se elimine esta enfermedad, no estamos cumpliendo nuestros compromisos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible».

Objetivo: cobertura de más del 95%

En una reunión celebrada en junio en París, la European Regional Verification Commission for Measles and Rubella Elimination (RVC), con datos cerrados en 2017, constató que 43 de 53 países (81%) habían logrado interrumpir la difusión endémica del sarampión (12 meses). Asimismo, 37 países (70%) habían conseguido la eliminación del sarampión, entendido como la interrupción de la cadena de transmisión del sarampión durante al menos 3 años. Y seis países (11%) habían logrado interrumpir la transmisión del sarampión durante un periodo variable de 12 a 24 meses. Pero, por contra, diez países (19%) habían dado señales de transmisión de la enfermedad durante doce meses o más. Se trata de Alemania, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, el estado francés, Georgia, Italia, Rumanía, Rusia, Serbia y Ucrania.

En ese encuentro se fijó como objetivo lograr una cobertura, con dos dosis de vacuna frente al sarampión superior al 95%. Y es que aunque se ha constatado un incremento en la cobertura del 88% en 2016 al 90% en 2017, sigue habiendo grandes variaciones e incluso algunos países no pasan del 70%.

A pesar de establecer esa meta, durante la segunda mitad del año la tendencia se ha mantenido, y a cierre del ejercicio el número de fallecidos entre 2017 y 2018 ya superaba los setenta, más que en todo lo que llevábamos de siglo. Rumania e Italia son los países con mayor número de víctimas mortales, aunque también se han registrado fallecidos en el Estado francés, el Estado español, Grecia, Bulgaria, Alemania y Portugal. En el continente, únicamente Bélgica se libró de notificar algún caso el año pasado.

También en Euskal Herria hemos tenido varios casos de sarampión en los últimos meses. En Nafarroa, el pasado mes de abril se registraron tres en un espacio muy corto de tiempo. El primero de ellos se detectó en un joven de 22 años que había regresado de un viaje internacional, y que no tenía antecedentes de vacunación previa. Posteriormente, dos personas que habían estado en contacto con él, de 10 y 60 años de edad y también sin antecedentes de vacunación, contrajeron la enfermedad.

Por otra parte, hace apenas dos semanas, el 16 de enero, la Dirección de Salud Pública y Adicciones del Departamento de Salud del Gobierno de Lakua confirmó en Bizkaia el quinto caso relacionado con una persona que a finales del noviembre contrajo el sarampión en un viaje a Tailandia y a la vuelta tuvo que ser ingresada en un hospital. Desde el Ejecutivo informaron de que en diciembre activaron el protocolo de actuación tras tener conocimiento de ese primer incidente. A raíz de este caso importado, se confirmaron cuatro más; tres de ellos empezaron a desarrollar síntomas entre el 22 de diciembre y el 6 de enero, a los que se sumó el detectado a mediados del mes pasado. Desde el año 2012 y hasta 2018 no se había conocido ningún caso de sarampión en la CAV, pero el año pasado fueron confirmados un total de seis casos y dos más en lo que llevamos de 2019; de estos ocho casos, siete se han dado en Bizkaia y uno en Gipuzkoa. Todos son contagios importados por viajes a zonas epidémicas.

Cualquier persona que no haya pasado la enfermedad o no esté inmunizada es susceptibles de contraerla si no está adecuadamente vacunada. La vacuna contra el sarampión está recogida en el calendario vacunal infantil, y la cobertura de la primera dosis de Triple Vírica (sarampión-paperas-rubeola) es del 96,05%, y del 94,7% en la segunda dosis. Estas coberturas cumplen con los indicadores recomendados por la OMS.

110.000 fallecidos en el mundo en 2017

En todo caso, si la situación en Europa es alarmante, la del conjunto del planeta es dramática. A finales de noviembre la OMS ofreció datos de 2017, y las cifras hablan por sí solas: 110.000 personas fallecieron por causa de esa enfermedad, debido fundamentalmente a la desigual cobertura de vacunación existente en los distintos países. Según indicó el organismo internacional, gracias a las vacunas contra el sarampión desde el año 2000 se han salvado 21 millones de vidas, pero en 2016 los casos aumentaron en un 30%, sobre todo en América Latina, Europa y el Mediterráneo Oriental.

«El resurgimiento del sarampión es motivo de gran preocupación, ya que se han producido brotes en todas las regiones y, fundamentalmente, en países que habían estado muy cerca de lograr la erradicación de esa enfermedad», lamentó la directora general adjunta de Programas de la Organización Mundial de la Salud, Soumya Saminathan, quien advirtió asimismo de que si los gobiernos no llevan a cabo de forma urgente trabajos para aumentar la cobertura de vacunación e identificar a poblaciones de riesgo que no están inmunizadas, existe el riesgo de «perder décadas» de progreso en la protección contra esta «devastadora, pero totalmente prevenible, enfermedad».

Causa de muerte infantil prevenible

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud el sarampión es la primera causa de muerte infantil prevenible por vacunación. Se trata de una enfermedad infecciosa significativa porque, aunque la tasa de complicaciones que se derivan de ella no es especialmente alta, la enfermedad en sí misma es tan infecciosa que el gran número de personas que sufrirían complicaciones en un brote entre las personas no-inmunes saturarían rápidamente los recursos hospitalarios disponibles. Y si las tasas de vacunación caen, el número de personas no-inmunes en una comunidad aumenta, y por tanto el riesgo de un brote de sarampión aumenta.

En los países desarrollados este riesgo es –o debería ser– muy pequeño, pues la mayor parte de los menores están inmunizados contra el sarampión a la edad de doce meses, generalmente como parte de la vacuna Triple Vírica SPR. La vacunación no se aplica antes ya que los niños y niñas menores de doce meses retienen inmunoglobulinas antisarampiónicas (anticuerpos) trasmitidas por la madre durante el embarazo. Un refuerzo de la vacuna se debe recibir entre los cuatro y los cinco años de edad.

En nuestro entorno más cercano las tasas de vacunación han sido hasta ahora suficientemente altas para hacer al sarampión una enfermedad relativamente poco común. De hecho, un solo caso suele generar un programa local de vacunación. No ocurre lo mismo en otras partes del mundo, bien por falta de medios, por actitudes generalizadas contrarias a la vacunación, o por una mezcla de ambos motivos. Así, por ejemplo, a principios de este siglo sólo en el norte de Nigeria cientos de niños murieron después de que las tasas de vacunación bajaran debido a objeciones políticas y religiosas.

Es por ello que la OMS ha dado la alarma ante un rebrote feroz alimentado por mitos, falsedades y desigualdad económica.

 

Los movimientos antivacuna suponen uno de los principales retos para la OMS

Los movimientos antivacuna constituyen uno de los retos que la OMS se ha fijado para este año como parte del plan estratégico 2019-2023, junto a la reducción de los índices de obesidad o la lucha contra el ébola, el dengue, el sida, y otras enfermedades.

Según informó el organismo internacional el 14 de enero, el gran objetivo del plan es que mil millones de personas más tengan acceso a la sanidad universal, que otros tantas sean protegidas de emergencias sanitarias y una cifra similar «disfrute de mejor salud y bienestar». Para ayudar a ello se ha fijado diez desafíos para 2019.

Uno de ellos es hacer frente a la resistencia de algunos padres y madres a vacunarse o vacunar a sus hijos, lo que la organización relaciona con un aumento global del 30% en los casos de sarampión o el resurgimiento de esta y otras enfermedades en áreas donde estaban prácticamente erradicadas.

Otro frente es la lucha contra enfermedades no contagiosas, como la diabetes, el cáncer o las dolencias cardiacas, responsables del 70% de las muertes en el mundo, y cuyo ascenso según la institución sanitaria tiene su origen en el consumo de tabaco y alcohol, la inactividad física, dietas poco sanas o la contaminación.

La OMS también considera la polución atmosférica como «el mayor riesgo medioambiental para la salud», al matar cada año de forma prematuramente a siete millones de personas por enfermedades pulmonares y cardiacas o cáncer.

La permanente amenaza de una pandemia de gripe, el aumento de la resistencia microbiana a antivirales, antibióticos y otros fármacos, el brote de ébola en la República Democrática del Congo o el aumento del dengue en el subcontinente indio son otros temas clave en la agenda para este año.