Raimundo Fitero
DE REOJO

Islamofobia

Nadie se atreve a declarar con solemnidad que el atentado en Nueva Zelanda es fruto de un terrorismo internacional cargado de islamofobia, racismo, supremacismo blanco, cristiano y con ramificaciones en todos los lugares donde existen núcleos de la extrema derecha más granada, entre ellas la española, pues en uno de  los cargadores de sus armas aparecía el nombre de un asesino ultra en Madrid, y nombres de agrupaciones violentas neofascistas españolas que pululan en los alrededores de PPox y que tampoco le hace muchos ascos la asociación de acogida de todos los desperdicios de cata de la derecha más confusa, Zape Rivera, y sus naranjos en flor.

Yo he visto el vídeo. Es escalofriante. Es tan salvaje, grabado desde la subjetividad del criminal, que verdaderamente da pavor. Es de una sangre fría militar, un comando cumpliendo una misión de exterminio. ¿Un lobo solitario o forma parte de alguna célula muy organizada?  No es necesario diplomarse en ciencias políticas o policiales, pero existe una internacional en negro, fascista, que opera con bastante impunidad y que tiene los huevos colocados en muchas cestas, entre ellas las de los uniformes y las iglesias. Entre los asesinados hay palestinos huidos de Gaza. Es un dato circunstancial.  

La reacción del gobierno neozelandés ha sido la adecuada. Su primera ministra ha aparecido a consolar a los familiares de las víctimas con la cabeza cubierta, una forma de respeto a la diversidad cultural. Son decenas de muertos y heridos. Una conmoción en un país del que conocíamos sus kiwis y su equipo de rugby y poco más. En los partidos políticos en excitación electoral, tibieza cómplice. Esperan mensajes del más allá antes de posicionarse.

No hay contundencia, ni invocación al mal. Dirán que se trata de un perturbado mental. Y una mierda.