Agustían GOIKOETXEA
BILBO

El Aita Mari descarga en Quíos su ayuda y navega rumbo a Lesbos

El barco Aita Mari arribó ayer a Quíos con un cargamento de medicinas, ropa y otros materiales de primera necesidad que van a repartir entre miles de refugiados que se encuentran en esa isla griega. Un primer paso antes de recalar en Lesbos, donde descargarán el resto.

Tras seis días de travesía por el Mediterráneo, el Aita Mari arribó a la dársena de Quíos, lo que para los portavoces de la asociación Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) es un logro importante. El barco pesquero reconvertido zarpó hace una semana de Palma de Mallorca después de que la Autoridad Marítima española les otorgase el permiso definitivo, donde se les advirtió que serán sancionados si realizan «operaciones de rescate». Por ello, optaron por una ruta alejada de la costa de Sicilia, donde se suelen localizar pateras con migrantes.

Lesbos será su segunda escala, hacia la que ya han zarpado. En Quíos, la tripulación se reencontró con los integrantes del equipo sanitario que desde 2015 atiende a las personas refugiadas. Sus relaciones con las autoridades griegas son «buenas», por lo que aventuran que no se encontrarán con las trabas que les ha impuesto el Ejecutivo español durante tres meses.

En Lesbos descargarán el resto de medicinas, ropa, comida y otros materiales que transportan, y que recolectaron en Gipuzkoa, A Coruña y Mallorca. Mucha de la carga que ocupa la bodega del Aita Mari es leche, pañales y compresas, además de vendas, gasas y antisépticos. En ese destino, los sanitarios pretenden llevar adelante, en la clínica que tienen a bordo, tratamientos higiénico-bucales a toda persona desplazada que lo necesite.

En esa isla del Egeo, próxima a la costa turca, la tripulación pretende dedicar varios días realizar algunas reparaciones antes de descansar después de dos meses embarcados. Su intención es permanecer atracados en Lesbos en torno a un mes, tiempo suficiente para atender las necesidades de los migrantes, de la tripulación y del propio buque.

Su intención es poder llevar a cabo labores de rescate si las autoridades griegas lo permitieran. Reconocen que sus relaciones son «buenas» a raíz de la colaboración que mantiene su equipo sanitario desde hace cuatro años con los responsables gubernamentales, por lo que insisten en que son «optimistas».

La llegada del material es providencial, ya que el programa del Gobierno griego de ayuda a refugiados se ha agotado.

Recrudecimiento de la guerra

Preocupa, así lo confiesan, el recrudecimiento de las hostilidades en Libia, que ha repercutido en un desplazamiento «caótico» de personas refugiadas en esa isla griega. Las consecuencias de esos episodios bélicos, apuntan, pueden provocar que las autoridades griegas modifiquen su actitud. Confiesan que es «impredecible» cómo pueden actuar y no se atreven aún a aventurarlo.

Su objetivo, añaden, sería poder rescatar a personas en el Mediterráneo central pero ello depende de cómo evolucione el conflicto en Libia, algo que les preocupa viendo la ofensiva sobre Tripoli de las tropas al mando del mariscal Jalifa Hafter, jefe del Ejército Nacional Libio.

El cerco que mantiene desde el 4 de abril sobre el sur de la capital preocupa mucho a los componentes de SMH. Crece el número de muertos y heridos, así como el número de personas desplazadas, lo que ha llevado al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y a otras organizaciones a reclamar hace días que se evacúe a los afectados por la escalada de los combates.

Algunas de las embarcaciones de rescate que habían sido cedidas por otros estados a las autoridades libias, aseguran desde SMH, han sido artilladas.