Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Ese deporte donde gana Guardiola

El catalán levantó otra Premier League pese al Liverpool de Jürgen Klopp y su ex el Bayern está a un paso de hacer lo propio.

El Liverpool ha enlazado su 29ª temporada consecutiva sin ser campeón inglés. El domingo acabó con 97 puntos en el casillero, cifra con la que hubiera ganado 25 de las 26 ediciones últimas de la Premier League. Es más, con 97 puntos es el mejor subcampeón en toda la historia de las cinco grandes ligas europeas, lo que da idea del elevado grado de competitividad que ha vivido este curso el campeonato inglés, donde por encima de todos, incluidos los Reds, ha estado el Manchester City, que le recortó ocho puntos al Liverpool en la segunda vuelta para alzar el título con un punto final de ventaja. Con este nuevo entorchado Pep Guardiola no solo se entroniza como el mejor entrenador, sino que acaba de superar los 25 títulos oficiales del portugués Jose Mourinho y del alemán Ottmar Hitzfeld e iguala al escocés Jock Stein como tercer técnico más galardonado en toda la historia del fútbol continental, tras Alex Ferguson (49) y Valery Lobanovsky (28). «Sus equipos son inimitables y su intervención artesanal. Tiene la capacidad de generar un estilo que solo se percibe en sus equipos y que excede a los jugadores», le ha alabado un ‘Loco’ como Marcelo Bielsa. O como le dijo el belga Kevin De Bruyne el domingo sobre el césped, tras imponerse 1-4, «eres un mierda, siempre ganas». En fin, que los equipos de Guardiola, desde el Barça al City pasando por el Bayer, han sumado 906 puntos de 1.104 posibles (82%). Brutal.

Precisamente uno de sus ex equipos, el Bayern, está a un paso de coronarse campeón de la Bundesliga y de hacerlo, 19 años y 13 títulos después, en su propio estadio. Así es. Desde que se inauguró el Allianz Arena, los bávaros han levantado 9 entorchados en Liga y, curiosamente, ninguno en su estadio: dos en Wolfsburg, dos en Kaiserslautern, dos en Berlín, uno en Augsburg e Ingolstadt y otro ‘desde el sofá’. A pocos días de definirse la disputa por el título de la Bundesliga frente a, una vez más, su inmediato perseguidor el Borussia Dortmund, dos puntos por detrás, el Bayern nunca aseguró el título de Liga en el Allianz. Espera hacerlo ahora ante su gente, 75.000 almas, y asegurarse la Meisterschale este mismo sábado frente a las ‘Águilas’ del Eintracht Frankfurt.

Despedidas, no todas iguales

El que se proclamó campeón ayer de la Eredivise fue ese descarado e imberbe Ajax de Amsterdam, el mismo que ha asombrado por su desparpajo en la Champions League. El domingo ganó y lo festejó celebrando por todo lo alto en el campo el cumpleaños, 22, de Frenkie de Jong, uno de sus emblemas que pondrá rumbo a Barcelona. ‘‘No lloramos porque te marchas. Sonreímos porque jugaste aquí’’, fue el lema con el que el club le despidió en el Johan Cruyff Arena. Por cierto, el chaval ha dicho en su cuenta de Twitter que jugará con su apellido en la espalda (De Jong) y no con el nombre (Frenkie) como se había dicho que quería Nike por temas comerciales. Lo que no sabe todavía es qué número lucirá. Con los ajacied lo hace con el ‘21’. Ahora lo que queda por ver es si su compañero e inseparable amigo Matthijs de Ligt sigue sus pasos hacia la Ciudad Condal.

Otro que se despidió en olor de multitudes este fin de semana en la liga neerlandesa fue un histórico como Robin van Persie. Se retira del fútbol profesional a sus 35 años y 593 partidos vistiendo las camisetas de Arsenal, Feyenoord, Manchester United y Fenerbahçe. Lo hizo en los de Rotterdam y la despedida fue de las que no se olvidan. Minuto 92 de su último encuentro en The Kuip y el árbitro decidió detener el encuentro para que compañeros y rivales le hicieran un pasillo mientras su afición en pie le daba su adiós eterno. Y 272 goles le contemplan.

No es el único icono y jugador de club que se despide. El martes lo hacía, de imprevisto, Daniele de Rossi, el gladiador rossoneri, casi 18 años después de su debut con la Roma. A sus 35 años, el capitán no seguirá por deseo del club que no le renueva y prefiere que siga su carrera en los despachos. Después de casi dos décadas, el equipo romano tendrá un capitán diferente a Francesco Totti y De Rossi. «No estoy de acuerdo con esta decisión, me siento futbolista y creo que podría ser decisivo el año que viene, pero decide el club. No me gustaron las maneras, no puedo ser feliz», ha replicado el jugador, que ha recibido estos días el apoyo de los tifosi, reclamando su renovación.

El hombre que está llamado a tomar el brazalete, Florenzi, le despidió agradecido: «Gracias por la persona que eres, por tus enseñanzas, por cada momento juntos, por tu lealtad, por hacerme entender qué significa la palabra ‘capitano’, por ser simplemente Daniele De Rossi...». El en breve ex de la Roma ya ha dicho que de despachos nada, de banquillos a lo mejor, pero por ahora «no apuesten en contra de verme con los fanáticos en algunos partidos de visitante, comiendo sándwich y tomando cerveza». Capitano.

Alessandro Florenzi, por cierto, fue el autor de uno de los dos goles que derrotaron a la Juventus esta jornada, primera derrota de Cristiano Ronaldo en la Serie A, que no perdía un partido de Liga desde enero de 2018, en un R.Madrid-Villarreal, (0-1). El luso, cuentan las crónicas en Italia, se rió durante el encuentro de Florenzi porque «eres demasiado bajo para hablar», en un desencuentro que ambos tuvieron sobre el césped. Luego, el romanista anotó el gol. «Es un Balón de Oro y cree que puede hacer lo que quiera», le replicó.

El Grasshoppers desciende

Los campeonatos tocan a su fin. Los grandes y también el resto. Como el polaco, donde mientras el delantero bilbaino Igor Angulo ha recibido el premio al jugador del mes, el Piast Gliwice está muy cerca de su primera Ekstraklasa a falta de dos jornadas, tras colocarse líder esta jornada por delante del Legia Varsovia del navarro Iñaki Astiz. El club de Silesia que puede hacer historia con solo ocho años en la máxima competición, tiene al extremo catalán Gerard Badia como su principal referente y no solo sobre el campo; le gusta Gliwice, está allí con su familia y habla polaco de manera fluida. Desde su llegada a Polonia en 2014 dicen de él que es el modelo de jugador extranjero a imitar por su compromiso. Incluso tras la victoria el domingo que les ponía líderes concedió una entrevista en la que se le escapó alguna palabra subida de tono y que justo, dijo, había oído en el vestuario: zajebiście.

Los hay que tocan el cielo, y los que caen al infierno. Uno de ellos es el Grasshoppers suizo. El equipo de los saltamontes pierde la máxima categoría 70 años después, lo que se certificó esta jornada en la que perdían 4-0 ante el Lucerna y en el minuto 65 el partido tuvo que ser suspendido por sus seguidores más vehementes. Amenazaron con saltar al terreno de juego, llegaron a exigir a los jugadores que se despojaran de sus camisetas y medias y se «arrastraran hasta los vestuarios como perros, solo con los pantalones». El presidente del club y el capitán tuvieron que mediar. Hablamos del club con más seguidores en Suiza, campeón 27 veces, el único que nunca había descendido.

Lo sentenciaba el ‘filósofo’ Vujadin Voskov, «perder es mejor que descender», y «ganar mejor que empatar, y empatar mejor que perder». Hoy hubiera cumplido 88 años. Si viviera, repetiría aquello de «fútbol es fútbol», un juego donde casi siempre gana el equipo de Pep Guardiola.