«Para mí llevar el compás es algo natural, no aprendido»
Duquenque es un cantaor que pertenece a esa generación de flamencos catalanes que a finales de los ochenta irrumpieron en el universo flamenco cargados de nuevas maneras de entender el cante. Sin embargo, no le molesta decir que su voz es «camaronera» y que ha bebido de las fuentes del de la Isla.

Hoy, a las 20.00 y dentro del ciclo flamenco BBK, nos ofrecerá una de las citas más ortodoxas de la programación, donde tres pesos pesados del panorama flamenco nos traerán cante sin concesiones. Duquende y El Pele al cante, la guitarra de Dani de Morón, y las palmas y el coro a cargo de Los Mellis. Una cita cargada de voces gitanas para el nuevo milenio, con experiencia y sabiduría. Voces negras que a nadie dejará impasible.
Pertenece a esa generación de jóvenes flamencos catalanes que a finales de los ochenta tuvo gran repercusión. ¿Cómo recuerda la experiencia?
Vivimos una época muy buena. Llegamos a conocer a esa generación de maestros que tanto nos ha inspirado: Camarón, Pansequito, Rancapino... Fue una etapa esencial e importante. Antes los artistas flamencos eran pocos y de buena calidad, ahora salen artistas por todos los lados, todo el mundo quiere ser artista. Otra cosa es la calidad y el motivo que les han impulsado a querer ser artistas. Hoy en día las nuevas tecnologías están haciendo mucho daño a este tipo de cosas. El que el artista cuaje y tenga que pasar un tiempo haciéndose, desde mi punto de vista, es algo de primer orden. En mi caso, creo que he estado luchando desde mis comienzos, he defendido mi cante y eso ha dado sus frutos.
¿Cree que los artistas jóvenes que vienen pisando fuerte, como Israel Fernández, María Terremoto, La Fabi… lo tienen más fácil que su generación?
Sin duda, antes se tenía un tocadiscos o un reproductor de cassettes para poder escuchar la grabación que llegase a tus manos y los niños pobres no teníamos ni eso. No teníamos tanta información. Lo que teníamos, venía dado de la familia o de tu entorno. Es muy diferente nacer para el flamenco, que aprenderlo en una academia y eso se nota. El público lo percibe. Antes no teníamos tanta información. Cada uno tenía su estilo, el de su propia familia o el de su zona, con un alto valor sentimental y artístico. Hoy en día, con tanta globalización, se está perdiendo la esencia y es lamentable. Hay mucha copia y poca personalidad, lo que da a que todo el mundo cante igual, sin sello distintivo.
¿De dónde le salió a Duquende la flamencura?
Yo lo he vivido a través de mi madre. Con ocho años, iba a casa de mi tío y me ponía a cantar por seguiriyas. Tenía el don flamenco conmigo. A mi tío se le saltaban las lágrimas. Para mí llevar el compás es algo natural, no aprendido. Quizás adquirido.
¿Usted cree que para cantar flamenco y que haya veracidad en ello, deben haber ciertas vivencias al unísono con el cante? Por ejemplo, ¿para cantar bien por Tarantas (cante trágico de los mineros), debe haber pasado calamidades en la mina o para cantar soleá haber sufrido el desamor?
Mi mina es la vida, es ahí donde extrapolo el sufrimiento en ese cante para que sea veraz y que cada quejío sea un lamento de mis vivencias. Cuanto canto por seguiriyas me acuerdo de mis padres, que en paz descansen; de las fatiguitas que he pasado en la vida. Así se convierte en un cante que llega a lo más profundo del alma de quien lo escuche. Tiene que haber un componente de vivencias, sino se queda en la superficie y el público no lo vive. Hoy en día con tanta profesionalización, nos olvidamos de ello.
Pertenece a una generación de artistas catalanes que pisó fuerte en el mundo del flamenco. No cabe la menor duda de que, desde Carmen Amaya hasta nuestros días, los flamenco catalanes han tenido un componente de aperturismo y riesgo, ¿no cree?
Cierto. Al no estar Catalunya metido en el sur, eso nos ha dado cierto aperturismo y cierta forma de concebir el flamenco. A los flamencos catalanes nos daba cierto respeto y cierta dosis de miedo el bajar al sur y cantar en los templos del cante. Pero hay que saber estar en cada sitio, respetando los cánones establecidos.
¿Qué escucha en su casa?
Me gusta el funky, el jazz, toda la música que me acaricie el alma. Me pongo esta música después de haber tenido saturación de flamenco (risas). Como ahora, que estoy mucho tiempo metido en el estudio porque queremos sacar un nuevo disco, escuchar otra música me hace relajar el oído de flamenco.
Colaboró con Jabier Muguruza en su disco «Konplizeak». ¿Cómo fue la experiencia?
Nos conocimos en la gira de Leonard Cohen, ya que ambos colaboramos con el maestro que tanto amaba a Lorca y al flamenco. Nos hicimos muy amigos y rápidamente, su música se entendió con la mía. Él se reía mucho conmigo y yo con él, nos lo pasamos muy bien juntos. Me propuso colaborar en su proyecto y le dije que encantado. Un amigo para siempre. Un encanto de persona.

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