Maider IANTZI
TECNOLOGÍA PARA NECESIDADES ESPECIALES

ROBOTS QUE ACOMPAÑAN A LOS NIÑOS EN MOMENTOS DIFÍCILES

ASPANOGI EMPIEZA A EXPLORAR EL MUNDO DE LA ROBÓTICA SOCIAL PARA AYUDAR A NIÑAS Y NIÑOS CON CÁNCER, CUYA VIDA CAMBIA DE UN DÍA PARA OTRO. EN EL HOSPITAL DONOSTIA VIVEN TRES DINOSAURIOS QUE ACOMPAÑAN A LOS MENORES EN LAS TERAPIAS. MITIGAN EL MIEDO Y SON UNA EXCUSA PARA FACILITAR LA INTERACCIÓN.

En el curso de verano de la UPV/EHU sobre robótica social que acoge desde el lunes hasta hoy el centro Carlos Santamaría de Donostia han dado ejemplos de cómo puede ayudar la tecnología a niñas y niños con necesidades especiales. Nekane Lekuona ha relatado su experiencia en el cáncer infantil en el Hospital Donostia. Según remarca, los menores encaran tratamientos agresivos que les imposibilitan tener una mascota o muchos juguetes edurante su larga estancia en el hospital. Están en una situación muy vulnerable y las medidas de higiene y seguridad son estrictas.

A las personas de entre 0 y 18 años que atiende la asociación les cambia la vida: no pueden asistir al colegio o al instituto ni participar en los grupos de ocio o deporte. Ese vínculo con los compañeros se rompe y, según Lekuona, los robots les pueden ayudar.

En el mundo

La pionera en robótica terapéutica es Japón, con “Nuka”, una foca bebé que transmite ternura y reacciona ante los estímulos. Ha entrado en el libro Guinness porque ha conseguido mitigar los efectos sicológicos.

En EEUU, la robot inspirada en “Star Wards” R2-KT homenajea a la niña Katie, que falleció en 2005. Construyeron este robot para ella, en su color favorito, el rosa. Le acompañó en sus últimos días. En el Hospital Donostia han contado con un ejemplar de este tipo.

Aflac Duck es un pato para niñas y niños pequeños en tratamiento de quimioterapia. Lleva un kit intravenoso para jugar mientras reciben la terapia. «Así, pueden conocer mejor su tratamiento y aliviar el miedo. El pato aletea y emite graznidos y tiene un disco en el pecho para ayudarles a expresar sus emociones. Sentir su latido reduce su ansiedad».

Volviendo a EEUU, el robot Watt asistió a clase en lugar de Cristian, de 12 años, que sufría leucemia. Tenía los ojos, los oídos y los pies del niño. Cristian podía ver todo lo que grababa el robot, no solo en clase, también en el comedor o en las actividades deportivas. Para sus amigos era más que un robot. Le llamaron Cristian y cuando se produjo un incendio todos preguntaron: «¿Dónde está Cristian?».

Los dinosaurios

Los robot dinosaurio nacieron en Barcelona en 2015. Los niños que tienen que someterse a cirugía los pueden acariciar antes de la intervención. Es su compañero de juegos en momentos difíciles. Aspanogi empezó a llevar ordenadores al hospital en 2001; luego portátiles con internet, aunque a veces no funcione como quisieran. «Hay trabajo por hacer», apuntan.

La trabajadora social contó cómo se le cambió el humor a un niño de 12 años al que Porrotx le llevó un perro interactivo como sorpresa. «Para los adolescentes tal vez se queda escaso. Pero a los niños les encanta y a los cuidadores les enternece». Juegos como Nintendo o la Play les abre campo para interactuar con otros chavales.

«En el Hospital Donostia tenemos seis dinosaurios, tres de ellos en uso: Rex, Eider y Bil. Estamos empezando en el mundo de la robótica. Nos ayudará en el acompañamiento terapéutico y será complementario a las personas que suben a animarles», apuntó, antes de presentar a los asistentes al curso a Rex. Este muñeco es fácil de limpiar y está libre de gérmenes y bacterias. Es suave, agradable al tacto y se puede utilizar de habitación en habitación. «Llegará el momento en que guarde los datos médicos», explican.

Lleva la pulsera de Osakidetza, señal de que está ingresado como los niños, y también comida. Estimula, da tranquilidad. En el curso ha pasado de regazo en regazo. Es tímido, pero poco a poco empieza a expresarse con ruidos y movimientos.