Maitane ALDANONDO
Bilbo

ELUR Y AWARE, SOLUCIONES INNOVADORAS A PROBLEMAS COMPLEJOS

Tres jóvenes apasionados por los deportes de montaña han desarrollado dos iniciativas vinculadas a su afición: un sistema de rescate eficaz en varios contextos, así como un proyecto de turismo sostenible y responsable que llevarán a cabo en Nepal y Pakistán.

La montaña y el emprendimiento son dos pasiones que unen a Jon Barredo, Asier Palacios y June Saenz de Urturi. Se conocieron en una empresa junior que organizaba viajes para esquiar y hacer carreras de montaña, y juntos han creado dos iniciativas: Elur, un sistema de rescate de montañeros, y Aware, proyecto solidario que promueve el turismo sostenible y busca mejorar las condiciones laborales de sherpas y porteadores.

Al gasteiztarra Barredo siempre le ha gustado «coger problemas complejos e intentar aportar soluciones innovadoras». Cursando segundo del grado de Administración y Dirección de Empresas vio que «no iba mucho por ahí», por lo que en 2014 puso en marcha, junto a otros alumnos, la agencia de viajes “Never too late” con el objetivo de aprender. Así se conocieron los tres emprendedores. Tras un par de años de trabajo, Barredo se fue a Madrid a estudiar el máster en Liderazgo Emprendedor e Innovador de la Universidad de Mondragon y empezaron a plantearse ir más allá de algo formativo.

El terremoto registrado en Nepal en abril de 2015 inspiró sus siguientes pasos. «Pensamos en utilizar las tecnologías de rescate en avalanchas para el rescate en terremotos». Investigaron nuevas tecnologías como el bluetooth 4.0, pero finalmente se han centrado en otras para desarrollar el prototipo de Elur, que por protección intelectual no puede detallar.

Tras casi dos años de preparación, han testado el dispositivo junto al montañero bizkaitarra Alex Txikon en la base de los volcanes San Francisco e Incahuasi en Argentina y en el campo base del K2 a través del glaciar Godwin-Austen. También lo han probado varios equipos de rescate con resultados «muy significativos» en comparación con las distancias y la efectividad de otros dispositivos. Barredo detalla que enterrado dio una distancia de 1,2 kilómetro, muy superior a los 80 ó 100 metros que alcanza un detector vital con sistema RFID, y en superficie rozó los 4 kilómetros en el campo base del K2, «en condiciones de frío extremo en el que se nos apagó el portátil. Creemos que podría haber rondado los 5 kilómetros», señala el joven.

Actualmente, el prototipo ofrece la ubicación GPS. En el siguiente desarrollo, además de la distancia y el rumbo, incorporará parámetros vitales para diferenciar si la víctima está viva o muerta, «para priorizar». Será lo «más básico e intuitivo posible» para que lo puedan utilizar tanto profesionales de rescate como montañeros o esquiadores.

El plan de negocio de Elur ha sido el proyecto de fin de máster de Emprendimiento y Dirección de Empresas que Barredo ha cursado en la UPV-EHU. Ahora se centrarán en el modelo de negocio y en los aspectos legales. Están en proceso de registrar esta invención, a la vez que trabajan con Txikon para que el dispositivo llegue al mercado antes de la próxima temporada de esquí.

Sostenibilidad y solidaridad

Por otro lado, Aware se les ocurrió al ver las condiciones de trabajo de porteadores, sherpas y guías de montaña. Viajaron a Nepal en agosto del año pasado y estuvieron un mes. Además de hacer trekking, realizaron entrevistas y un documental sobre «el impacto brutal» que está teniendo el turismo en Namche. Quieren evitar intermediarios y fomentar el turismo sostenible. En ese sentido, han logrado una colaboración con Airbnb «para poner experiencias a coste 0».

No obstante, en los últimos meses su prioridad se ha trasladado a Pakistán. En invierno viajaron a Askole, el último pueblo antes del K2, donde el problema medioambiental empieza a evidenciarse. Para contribuir a atajarlo, quieren traer a Alí, el profesor del pueblo, a estudiar un máster en gestión turística o un MBA, de forma que transfiera ese conocimiento a su comunidad y pueda autogestionarse sin depender de agencias de guías internacionales o pakistaníes que «no les dotan de ninguna autonomía». Asimismo, tratarán de llevarles formación en mano de obra cualificada. «Nos han pedido en agricultura y ganadería. Tienen técnicas muy poco productivas y muy dañinas». Cuentan con la colaboración de Txikon y están abriendo puertas para que entren socios que hagan posibles estas ideas.

Han podido financiar ambos proyectos gracias al respaldo de la Universidad del País Vasco, la Universidad de Deusto, la Diputación de Bizkaia y la SPRI. En esa búsqueda de apoyos, Barredo ha percibido que su edad –tiene 25 años– ha sido una barrera: «Sobre todo cuando empezamos con 19-20 años, no eres el perfil al que están acostumbrados». Pero afirma que ese prejuicio se supera «si vales, si estás apasionado por lo que estás haciendo». Considera que emprender es «algo precioso, pero hay que valer, como para cualquier profesión. Es duro, mucho más de lo que se dice. No es un camino fácil ni que cualquiera puede coger. En mi opinión, cada persona tiene unos valores y talentos que puede desarrollar profesionalmente en su ámbito». De momento, ellos están centrados en estos proyectos, pero no descartan nuevas iniciativas vinculadas a la innovación en montaña, así como para hacer más sostenibles deportes como el esquí.