Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Pasiones eternas

La pasión, pirotecnia y hasta violencia copan los «derbis eternos» de los Balcanes, mientras a Turquía arriba la locura con Falcao.

El Ludogorets cuenta sus temporadas en la máxima categoría del fútbol búlgaro por títulos. Hasta ocho consecutivos que le han hecho convertirse en otras tantas temporadas en el tercer equipo con más ligas del país, tras CSKA Sofía, Levski Sofía y tras adelantar a Slavia Sofía. El artífice del milagro no es otro que Kiril Domuschiev, propietario del club de la ciudad de Razgrad. Presidente de la farmaceútica Huverpharma, tiene casa en Barcelona, habla español perfectamente y se hizo cargo de la entidad en 2010, cuando acababa de ascender. Con una fortuna estimada en unos 500 millones de euros, ha convertido a este equipo de una región de apenas 33.000 habitantes en una potencia nacional. Con ocho jornadas disputadas marcha líder, perseguido de cerca por históricos como son los dos rivales de la capital Sofía, que este fin de semana se veían las caras en un derbi que acabó en empate. Otro de esos llamados ‘duelos eternos’ de la región de los Balcanes, donde fervor y pirotecnia son una mezcla explosiva, tanto que en 1985 el Partido Comunista Búlgaro llegó a disolver ambas entidades tras un partido que acabó con una espectacular pelea sobre el césped, entre ellos un joven Hristo Stoichkov.

Rojos y azules, CSKA y Levski, desdibujados hoy en día aquellos viejos esquemas del club del Ejército simpatizante de la elite intelectual frente al de los seguidores de Vasil Levski, el héroe de la revolución búlgara contra los otomanos, y que pugnan por recuperar su otrora cetro. Entre ambos, tercero en la clasificación, se cuela por el momento el Lokomotiv Plovdiv, que vivió también esta jornada su particular derbi ante el Botev Plodviv, dos conjuntos entre los que tampoco faltan las chispas.

En 2014, su duelo derivó en batalla campal con solo quince minutos jugados. Dos años después, jugaron en la neutral ciudad costera de Buregas, que acabó destrozada. Nada que ver con el cruce de caminos amable que fue otrora esta ciudad tracia de Plodviv, adornada de teatros, baños y mausoleos, mezcolanza histórica de eslavos, bizantinos, otomanos o comunistas. Derbi extremadamente caliente para la tercera ciudad del país, violento la mayoría de veces desde hace años entre los seguidores del Botev, club de la clase alta y media, y el ‘Loko’ antisistema, y que acabó en tablas.

No ha sido el único ‘derbi eterno’ balcánico. El nombre de Sarajevo deriva de la palabra saraj, de origen persa y turco-otomano, y que significa palacio o residencia. En la capital, la liga de Bosnia-Herzegovina vivió su particular enfrentamiento, salpicado de show pirotécnico, saldado con rotundidad 5-2 para el nuevo líder Zeljeznicar frente al FK Sarajevo, el vigente campeón y base de seguidores mayoritariamente bosníacos o mulsumananes. Cultura ultra en estado puro. En el último entrenamiento previo al duelo, los jugadores locales formaron en fila para contemplar con solemnidad cómo en la grada se quemaba una pancarta arrebatada por su hinchada, The Maniacs 1987, a la afición rival. El nombre del club, en sus inicios bastión contrario al Mariscal Tito, significa ‘trabajador ferroviario’, por un antiguo tren que transcurría por una colina próxima al estadio haciendo sonar su silbato.

En el ‘derbi eterno’ de Croacia se vieron las caras Hajduk Split y Dinamo Zagreb, con un tifo de la hinchada dálmata en recuerdo al ultra Ivan Mate Blažević ‘Blato’, apuñalado en agosto de 2017. Un solitario gol de un jugador libanés nacido en Dinamarca dio el triunfo a un club local que hoy sueña con recuperar un trono que no toca desde 2005. Lo único que une a sus respectivas hinchadas, su odio a los clubes de Belgrado. Amor no se profesan precisamente los seguidores de Rangers y Celtic, y en el primer Old Firm de la temporadaque los Hoops sellaron un 0-2 entre tanta Union Jack ondeando en la grada. En tablas acabó, por su parte, el North London Derby entre Tottenham y Arsenal, con remontada incluida de los de Unai Emery con goles de Lacazette y Aubameyang. Ni uno ni otro, ni Chelsea y United, que empataron, siguen la estela del Liverpool, 0-3, ni un Manchester City que pierde a Aymeric Laporte por lesión pero que ganó 4-0 en un partido que como bromeaba el cronista de ‘‘The Guardian’’, «fue un thriller hasta el segundo 68», momento del primer tanto.

La sorpresa, histórica, saltó en la Bundesliga, donde el Unión Berlín no solo lograba el primer triunfo de su historia en la máxima división, sino que lo hacía 3-1 ante el Dortmund. Marius Bülter, que hace poco más de un año jugaba en 4º división (Regionalliga West), hacía un doblete. Nada es imposible, ni siquiera que Fernando Llorente fiche por el Napoli o el cafetero Radamel Falcao sea recibido por 25.000 hinchas del Galatasaray a pesar de que su avión llegara siete horas tarde. O que el interista Mauro Icardi se sume a Neymar, Mbappé y Cavani en la delantera del PSG. Como sostenía Woody Allen, «el ochenta por ciento del éxito consiste en estar allí».