Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

La sanción a Lodisna describe cómo se explota a camioneros del Este

Los inspectores de Trabajo han abierto un expediente millonario a una de las empresas navarras de transportes más importante, Lodisna. Le achacan haber empleado una cooperativa pantalla para emplear camioneros del Este –Rumanía y Bulgaria, principalmente– sin contratarlos. El expediente está en fase de alegaciones, pero el responsable de Trabajo en Nafarroa lo compara con el escándalo de Servicarne. No parece un caso aislado en el sector.

El desembarco policial y de inspectores de Trabajo en la sede de Lodisna, en Imarkoain, ocurrió en diciembre. Pero había meses de investigación detrás. El registro en las oficinas comenzó en la mañana del día 11 aunque se prolongó durante varias horas. Habrían participado en él, al menos, diez inspectores de esta institución que depende del Ministerio. «Se llevaron ingentes cantidades de información», detalla un representante del sector del transporte, donde la noticia cayó como un terremoto. En el operativo, además, tomaron parte agentes de Policía Foral y de la Guardia Civil.

El resultado del análisis de esa información ha derivado en un expediente que afirma que Lodisna había contratado a 1.561 falsos autónomos en los últimos cinco años. Se trata de camioneros, en su mayoría búlgaros o rumanos, a quienes esta empresa empleaba sin sueldo fijo y fuera de cualquier convenio colectivo. Según explica el Director Provincial de Inspección, Guillermo Dachary, la fórmula permitía no atenerse siquiera al Salario Mínimo y saltarse la limitación de horas extras. A fin de cuentas, no eran trabajadores ajenos, sino autónomos. Para ello, la empresa se servía de lo que los inspectores definen como una «cooperativa falsa».

Dachary no quiere, ni puede, dar los nombres de la empresa ni de esta cooperativa «falsa o instrumentalizada» implicadas en el expediente. Su puesto como máximo responsable de Dirección Provincial de Trabajo en Nafarroa le exige un compromiso de «discreción y confidencialidad». Máxime, cuando se trata de un expediente que aún no se ha cerrado, pues la empresa ha presentado alegaciones y, además, quedará posteriormente abierta la vía judicial a través de un recurso de alzada.

Es a través de otras empresas navarras, alarmadas desde aquella intervención policial del 11 de diciembre, de donde salen los nombres de Lodisna como empresa contratadora y el de Urbiola como la cooperativa que facilitaba mano de obra de supuestos cooperativistas que, a ojos de los inspectores, no eran sino trabajadores del Este precarizados y obligados a darse de alta como autónomos.

Hecha la salvedad de los nombres de la empresa y la cooperativa, el responsable de la Inspección de Trabajo, sí que se siente libre como para detallar la fórmula empleada, que es común, según explica, a otras empresas de un sector que ahora está en el punto de mira (al igual que el de la construcción). Es más, la inspección en Lodisna se enmarca dentro de una operación a nivel estatal contra este tipo de fraudes en el que se emplean ciertos vacíos legales de la legislación de las cooperativas.

Los inspectores encontraron varias señales que apuntan a que la cooperativa investigada no es real. «Esta cooperativa es la que tiene las licencias de transporte y la disponibilidad de los vehículos que los trabajadores, tras darse de alta como autónomos, explotan bien en renting, alquilados o en propiedad». El inspector añade que, en este caso concreto, hay sospechas de que los pagos que se cruzan entre la cooperativa y los presuntos cooperativistas a cuenta de los camiones fueran un subterfugio. «Hay algunas formalidades que no se corresponden a una realidad en cuanto a la propiedad de los camiones y la tenencia de licencias», subraya Dachary. Lo importante de estas transacciones, detalla el responsable, era esconder que el autónomo «no aportaba más que su esfuerzo físico».

Uno de los detalles más llamativos de la Cooperativa Urbiola, la que Trabajo entiende como falseada, es que «prácticamente todos» sus cooperativistas son de nacionalidad extranjera, principalmente búlgaros y rumanos. El expediente de Trabajo, ahora, les reclama 4,3 millones de euros por un presunto fraude a la Seguridad Social, ya que si Lodisna hubiera contratado por la vía ordinaria, en lugar de servirse de estos «cooperativistas», los pagos a la SS hubieran sido mayores. En concreto, estiman se ahorró 2.750 euros al año por trabajador.

La página de la cooperativa Urbiola fija su sede en la calle Arrieta de Iruñea y aporta un número de contacto y un mail. Fija la cifra de asociados en 133 y la flota en «74 tractoras». Poco más. Formalmente, está radicada en Mutiloa. Con todo, la web no parece demasiado actualizada. El teléfono de contacto sí que funciona. La encargada de atender recoge la invitación de GARA para hacer declaraciones por parte de algún responsable. Devuelve la llamada diez minutos después. «No vamos a decir nada». Repregunta: «Quién ha decidido que no vais a hablar?». Respuesta: «El Consejo Rector».

Cooperativas falsas

No es la primera vez que se destapa un escándalo sobre una cooperativa falsa como presunto modo de ahorrar gastos a costa de precarizar a los trabajadores y eludir pagos a la Seguridad Social. El patrón de la sanción de Lodisna-Urbiola muy similar al de en Servicarne, una falsa cooperativa que surtía de trabajadores mayoritariamente africanos a distintos mataderos y cárnicas de varias CCAA, y que también afectó a Euskal Herria. En el caso de Servicarne, que está en fase judicial, la deuda superó más de 20 millones.

«Llegan a montar cooperativas con Consejo Rector, con libros de contabilidad, con unas posibles asambleas… pero cuando escarbas, lo único que hacen es montar una sociedad paralela que les nutre de mano de obra a ellos exclusivamente», explica Dachary.

A tenor de las declaraciones del responsable de Trabajo, la interrelación entre Lodisna y la cooperativa Urbiola parece estar un poco más mezclada que una mera relación de proveedor y cliente único (cosa que se ha rastreado con el formulario 347 que se remite a Hacienda). «La adquisición de vehículos [por parte de las personas que querían trabajar como transportistas para Lodisna entrando en la cooperativa Urbiola] estaba financiada por la empresa principal», concreta Dachary.

Muy resumidamente, lo que cree Dachary es que Lodisna, en lugar de contratar a trabajadores, les hacía convertirse en autónomos, entrar a formar parte de una cooperativa falsa y, por último, someterse a un calendario de pagos por el uso del vehículo. Visto así, el mecanismo recuerda al de las exigencias que realizan Glovo o Deliveroo para que los repartidores de comida a domicilio compren las mochilas de reparto con el logo de la plataforma. Pero, en el caso de los transportistas, funciona a lo bestia, pues el trabajador no debe desembolsar unas decenas de euros por una bolsa isotérmica, sino aguantar sobre sus hombros mensualidades importantes por el uso de un camión.

¿Por qué camioneros del Este?

Los inspectores también han detectado interferencias de la empresa de transporte en la toma de decisiones de trayectos, contratos, etc. que no se corresponden con una relación entre proveedor y cliente. «Si detrás de las decisiones que toman los cooperativistas, quien está no es no es la cooperativa, ni su Consejo Rector porque son hombres de paja, sino la empresa principal, llegas entonces a la conclusión de que están actuando en fraude de ley», apunta el responsable de la Inspección de Trabajo en Nafarroa.

Lodisna surgió hace casi 13 años, a punto de que estallara la crisis y pronto despuntó gracias, aparentemente, a esta mano de obra tan barata. Algo que Dachary no duda en calificar como «competencia desleal» con otras empresas y cooperativas verdaderas. Cabe matizar, sin embargo, que los inspectores abrieron un expediente sobre los últimos cinco años, lo máximo que les permite retrotraerse la ley. No se sabe, por tanto, desde cuándo funcionaban así.

Detrás del acrónimo Lodisna, aparece el nombre de un conocido empresario navarro: José Luis Arroqui. En 2014 y 2016, este hombre de negocios fue nominado a empresario del año por un jurado, compuesto, entre otros, por José Antonio Sarría (CEN), Enrique Goñi (Caixa). «Representa todas las cualidades necesarias en un empresario para tener éxito, tal y como está demostrando con la extraordinaria evolución de Lodisna», glosaba el perfil. «Supo adelantarse al mercado siendo innovador en sus soluciones y propuestas», remataban.

Más recientemente (marzo de 2018, nueve meses antes de que aterrizaran en su sede los furgones de Policía Foral), una entrevista a su nuevo director general, Emmanuel Pardo, narraba las bondades de Lodisna. Pardo aseguraba que todos sus chóferes (275) estaban contratados y que la empresa subcontrataba lo mínimo con otras empresas. Fuentes sindicales apuntan, por contra, que en Nafarroa solo tendría unos 25 trabajadores. Si bien, es cierto que tiene puntos logísticos en otros lugares. En las últimas elecciones sindicales, UGT obtuvo una delegada. Sorprendentemente, esta delegada figura también como apoderada de la empresa en distintos registros. Los intentos de contacto con UGT para aclarar este extremo fracasaron.

Uno de sus puntos fuertes de Lodisna, explicaba el nuevo director, es lo que el llamaba «la técnica del doble conductor». Básicamente, se trata de poner a dos personas en la cabina del camión para que se vayan turnando y el envío llegue más rápido.

«El transporte internacional en cabina compartida es un trabajo duro, porque exige estar fuera de casa mucho rato y conviviendo con una persona en un espacio físico reducido, como es una cabina, durante cuatro o cinco días. Es muy exigente y no es algo apetecido por los conductores nacionales», comenta Pardo para explicar que el grueso de sus trabajadores sean de países del Este. En jerga de la empresa, les llaman «dobles equipajes».

Dachary urge a una revisión de la legislación de la cooperativas en aras a evitar este tipo de formatos de cooperativas pantalla. «Habría que acometer una reforma a nivel nacional. Es muy fácil montar una cooperativa, inscribirla y la opción de encuadramiento de los socios cooperativistas queda a opción de la cooperativa, que les permite, sin ninguna formalidad más, optar por autónomos o régimen general», sentencia el inspector.

Declaraciones

«Llegan a montar cooperativas con Consejo Rector, con libros de contabilidad, con unas posibles asambleas… pero cuando escarbas, lo único que hacen es montar una sociedad paralela que les nutre de mano de obra exclusivamente»

Guillermo DACHARY

Director de la Inspección Provincial de Trabajo en Nafarroa

«El transporte internacional en cabina compartida es un trabajo duro, porque exige estar fuera de casa mucho rato y conviviendo con una persona en un espacio físico reducido, como es una cabina, durante cuatro o cinco días. Es muy exigente y no es algo apetecido por los conductores nacionales»

Emmanuel PARDO

Director General de Lodisna (extraída de la entrevista a Navarra Capital en 2018)