Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Trotamundos

Fallece Rudi Gutendorf, misionero de los banquillos y ejemplo de la globalización del fútbol, como el «Loco» Abreu, en su 29º club.

«Bueno, del país al que iré no puedo contarles nada… Solo puedo adelantarles que se trata de un equipo brasileño»

Murci Rojas, exjugador chileno

Un Don Quijote, un misionero, un trotamundos, medio centenar de banquillos en una treintena de países de los cinco continentes. «Un contribuyente al desarrollo del fútbol», definió el expresidente de la FIFA Joseph Blatter al aventurero Rudi Gutendorf. Un predicador del balompié más que un entrenador que acaba de viajar al más allá poniendo fin a su eterna gira, a los 93 años, en su Alemania natal, tras recorrer los terrenos de juego de Bermudas, Bostwana, Nepal, Nueva Caledonia, Tanzania, Samoa, Fiji, Zimbabue, Ruanda, China, Australia o Suiza, Túnez, Japón, EEUU, Perú y hasta pisar el Viejo Zorrilla vallisoletano. 47 equipos en 29 países, para ser exactos, miembro de honor del Libro Guinness de los Récords, y un solo título en su maleta de viaje.

Esa misma mochila de experiencias en la que acumuló un romance –uno de muchos– con Miss Chile 1972, escapó del golpe de Pinochet en el último vuelo de Lufthansa no sin antes tomarse un par de copas con Salvador Allende, organizar comidas entre futbolistas hutus y tutsis en pleno genocidio ruandés, ser el primero en entrenar al inglés Kevin Keagan en el Hamburgo, obligar a hacer saltos mortales a los jugadores del Sporting de Cristal peruano durante su circuito físico mientras la afición se fijaba en las largas piernas de su mujer, obligar a su equipo antes de un duelo ante Israel a ordeñar vacas y alojarse en un kibutz, convencer a los futbolistas de Zimbabwe que la sangre de cabra vertida sobre el césped por su rival no tenía poder dañino, incluso salió del armario machista cuando se soltó que «en la cama una mujer puede ser maravillosa; en un campo de fútbol me parece horrenda».

Este seguidor del catenaccio llegó a dirigir al Hamburgo, el club que hoy milita en la Segunda división alemana y que este lunes rendía visita a su archirival, su enemigo, el St.Pauli, en un arranque de derbi marcado por el espectacular derroche pirotécnico de ambas hinchadas, hasta 3.000 seguidores de los ‘dinosaurios’ en la grada, y final histórico de 2-0 para los ‘piratas’. Los locales no ganaban al HSV en casa desde febrero de 1960, 59 años después, y primera vez desde que en 1963 fuera inauguardo el simbólico Millerntor. Hamburgo es marrón.

El ‘Loco’ Sebastián Abreu no jugó nunca en Alemania. El uruguayo, que hasta vistió la camiseta de la Real Sociedad, milita hoy en su equipo número 29 en 25 años de carrera, los mismos pines que decoran su mate, uno por equipo. A sus 42 velas milita en el Boston River de la Primera de su país, tras salir campeón en la liga salvadoreña con el Santa Tecla y haber pateado la pelota en 11 países diferentes, firmando más de 400 goles.

Un argentino en Vietnam

Aristide Bancé tampoco en un tipo casero. Nació en Costa de Marfil, creció en Burkina Faso, dio el salto futbolístico al Lokeren belga, de aquí para allá en el fútbol alemán, firmó un contrato millonario en Dubai, luego a Qatar, de ahí a Turquía, Alemania, luego Finlandia, más tarde a Kazajistán, desplazamiento a Sudáfrica, regreso a Letonia, de ahí a Costa de Marfil. Hoy, el ‘Sebastián Abreu’ africano, 34 años, 22 clubes y segundo máximo goleador histórico de su país, juega en la liga de Guinea.

No sabemos lo que se cobra de media en el fútbol guineano, pero sí en uno de los campeonatos con los salarios más bajos, el ghanés, 200 dólares de media, que puede ser lo que esté ganando un jugador brasileño que se ha ido a jugar a aquellos lares, enrolándose en las filas del Ashanti Gold, tercer club en el que juega este año. Marco Aurelio Silva Damascenio, 24 años, llega procedente de un equipo de la cuarta división brasileña.

Algo parecido le debió de pasar por la cabeza en su día al argentino Sebastián Merlo, delantero que desde hace una década juega en Vietnam, a donde llegó procedente del Ferrocarril Oeste para jugar desde entonces en el SHB D Nang, donde es una institución y segundo máximo goleador histórico de esta liga asiática con 135 goles.

Pero ninguna de sus vivencias dignas de ‘‘La Casa de la Palabra’’ es comparable a la hazaña de Carlos Henrique Raposo, apodado ‘Kaiser’. La figura del falso 9 es muy conocida: nació con el húngaro Hidegkuti en los años 50, fue interpretado en ocasiones por Di Stéfano, lo empleó Rinus Michels en 1974 destinando para ese rol nada menos que a Johan Cruyff y alcanzó su plenitud con Laudrup en el Dream Team. Luego, fue resucitado en 2009 por Pep Guardiola en el cuerpo de Leo Messi.

Neymar, de odiado a salvador

Pero para ‘falso 9’ el de este brasileño que desarrolló su carrera durante nada menos que 21 años por Brasil, México, EEUU o Francia, con la pecularidad de que nunca pisó un terreno de juego. Y todo por voluntad propia, tanto que una vez, para evitar hacerlo, y después de pasar una noche de juerga mientras se suponía estaba lesionado, durante el calentamiento en la banda para salir al césped se enzarzó en una pelea con hinchas rivales y acabó expulsado. Pasó por los clubes más distinguidos del fútbol brasileño, pero sin dar siquiera una patada al aire. Prefería la noche... y las mujeres. «Si el sexo fuera fútbol, yo sería Pelé», es lo más cerca que estuvo de su compatriota. ¿Cómo lo logro? Tirando de una larga lista de contactos de destacados jugadores, como Bebeto o Branco, estos le recomendaban, Internet era una quimera, la mafia mandaba, y él se lesionaba en cada primer entrenamiento como modus operandi, pagaba a periodistas para que hablaran bien de sus falsas virtudes o hacía regalos a jóvenes aficionados para que corearan su nombre. Aseguró que llegó a jugar en el Ajaccio corso, pero nadie le recuerda allí, aunque sí una anécdota según la cual el día de su presentación cada balón que le entregaban para dar unos toques lo pateaba al público como si fuera un regalo. Un crack.

No sabemos en qué nuevo país o club recalará en breve, pero lo hará más pronto que tarde, el jovencito Eduardo Camavinga, líder a sus 16 añitos del mediocampo del Stade Rennais, segundo clasificado en la Ligue 1, y nombrado mejor jugador del mes de agosto, convirtiéndose así en en el más joven de la historia en conseguirlo. Quizá no vaya muy lejos y vista los colores del PSG parisino, que vio esta jornada el regreso del díscolo Neymar Jr, con pancartas en el estadio del tipo ‘‘Señor Neymar (padre) venda a su hijo a Vila Mimosa", un distrito de Río famoso por la prostitución. Debutó Keylor Navas con los parisinos, ‘redebutó’ Neymar 126 días después y respondió a sus detractores con un golazo que dio el triunfo a los líderes.

Primer gol del carioca, séptimo del jovencito Tammy Abraham para un Chelsea que goleó 2-5, con tres del delantero de 21 años y 347 días, el más joven en firmar una tripleta en la historia Blue. Por cierto, los primeros 11 goles del Chelsea esta campaña han sido anotados por jugadores ingleses, primera vez que sucede. De récord lo del Liverpool, 43 partidos seguidos sin perder en Anfield, y líder con cinco puntos sobre un Manchester City que cayó 3-2 ante el Norwich del finés Pukki, otro gol más, victoria que se pagaba 1.800 libras a una; ha sido la segunda mayor sorpresa en las apuestas en la Premier en los últimos cinco años. ¿La primera? Las 1.871 que se pagaban por la victoria del Crystal Palace ante el City... Y ganó. Buen viaje.