Mikel INSAUSTI
LOS ÁNGELES DE CHARLIE

Siguen a las órdenes de un hombre oculto

Anadie escapa que la falsa paridad que practica la industria de Hollywood, más que a la presión del movimiento MeToo, obedece a quererse aprovechar comercialmente de la coyuntura creada. Y la prueba es que a los ejecutivos de los grandes estudios, que siguen siendo hombres, no se les ocurre otra cosa que hacer versiones con repartos femeninos de éxitos del pasado protagonizados por ellos, como por ejemplo “Cazafantasmas” (2016) de Paul Feig, o recuperar productos protagonizados por actrices en el pasado, aplicándoles un empoderamiento o una sororidad superficiales. A esa operación de maquillaje se ha prestado la actriz Elizabeth Banks en su nueva faceta de guionista y realizadora con “Los Ángeles de Charlie” (2019), pero solo en la forma, porque en el fondo no se puede cambiar el hecho de que las agentes protagonistas estén al servicio de un hombre en la sombra, el consabido Charlie Townsend, misterioso magnate del que solo oímos su voz.

Es exactamente el mismo error en el que cayó su predecesora Drew Barrymore cuando produjo la versión del año 2000, dirigida por McG, y cuya secuela “Los Ángeles de Charlie: Al límite” (2003) entró de cabeza en los antipremios Razzie a las peores películas del año, algo que no beneficia en nada al cine hecho por y para las mujeres.

Para la nostalgia se reserva la aparición como invitada de la original Jacklyn Smith, actriz que al lado de Kate Jackson y Farrah Fawcett compuso el primer trío televisivo en la serie que comenzó a emitirse en 1976.

Les sustituyen aquí Kristen Stewart, Elsa Balinska y Naomi Scott, que aportan una diversidad sexual y racial más actual. Por lo demás se ha querido hacer una espectacular cinta de espionaje cosmopolita al estilo de la saga Bond con un presupuesto que no ha llegado a los 50 millones de dólares, dando para viajar a Estambul, Berlín o Río.