Mikel ZUBIMENDI

ZAPATILLAS VAPORFLY: NO SE PROHÍBEN PERO LA IAAF REGULARÁ SU TECNOLOGÍA

Las zapatillas Nike Vaporfly y su alta tecnología están en el ojo del huracán desde que se corrió el maratón por debajo de las dos horas. Había expectación sobre qué diría la IAAF al respecto. Finalmente, no ha establecido prohibición general, pero sí se regulará el grosor de sus suelas.

Las zapatillas de la discordia, las controvertidas Vaporfly de Nike, han levantado la polémica y han dividido a la comunidad del atletismo. También han tenido un efecto sísmico en el lucrativo mercado de las zapatillas para correr. Su dominio es incontestable: Los cinco maratones más rápidos de la historia han sido corridos en los últimos 16 meses por atletas que calzaban diferentes versiones de zapatillas con tecnología Vaporfly. 31 de los 36 puestos de podium de los últimos seis grandes maratones del circuito mundial han sido copados por atletas que las calzaban.

Parece que los atletas de élite que calzan las Vaporflys corren con muelles en forma de placas de fibra de carbono incrustadas en sus suelas de espuma gruesa. Los expertos indican que mejoran la eficiencia, que se reduce la pérdida de energía. Para los críticos es como dejar jugar con una pelota de frontenis en un partido de squash o permitir una pistola en un duelo de puñales. Defienden que tras la revolución que las Vaporfly han traído a las carreras de distancia de élite se esconde un «dopaje tecnológico» que distorsiona las marcas, viola el espíritu de universalidad y la nobleza del atletismo, porque hace imposible que los atletas que no están esponsorizados por Nike puedan competir en igualdad de condiciones.

Otros lo ven como algo inevitable. No se puede poner puertas al campo, es parte de la evolución del deporte, otros fabricantes también están desarrollando su propia tecnología y cuantos más récords del atletismo, más interés (y negocio) se genera. La fisiología del atleta no cambia pero corren más rápido. A nivel de entrenamiento, genética y nutrición no se está, quizá, al límite, pero tampoco se esperan grandes cambios. Los récords son batibles, pero para mejorarlos en márgenes tan grandes tienen que venir por factores externos. Uno puede correr a una velocidad concreta usando una cierta cantidad de energía. Pero si puede usar menos energía, puede aumentar la velocidad antes de que llegue a su techo energético.

Nike reivindica precisamente eso: que sus zapatillas Vaporfly mejoran en un 4% la economía de carrera. Dice también que «respeta el espíritu de las reglas del atletismo y que no fabrica zapatillas que retornan más energía de la que consume el corredor». Y un estudio reciente del "New York Times" basado en los resultados de más de un millón de corredores amateurs que usaron las Vaporfly concluye que corrieron entre un 4% y un 5% más rápido que si lo hubieran hecho con zapatillas convencionales.

Salomónica, pero sin resolver la cuestión

En medio de toda esta controversia, y a escasos meses para los Juegos Olímpicos de Tokio, había mucho interés en torno a la muy esperada decisión sobre la tecnología del calzado que iba a adoptar la World Athletics, antigua Federación Internacional de Atletismo (IAAF, de sus siglas en inglés). Finalmente, ha tomado una decisión salomónica: las Vaporflys no serán prohibidas pero las reglas serán endurecidas.

Y sobre las últimas versiones de las Vaporfly, como las Nike AlphaFly que calzó Eliud Kipchoge en su histórico maratón por debajo de las dos horas –que tienen tres placas de carbono que mejoran la economía de carrera en un 8%–, hay que decir que aún no han sido entregadas a los expertos para que las inspeccionen, pero aunque fueran prohibidas a nivel de élite, nada impedirá a los corredores amateurs poder comprarlas y calzarlas cuando salgan al mercado.

Ante la posibilidad de que Nike iniciara costosos pleitos legales contra la IAFF si hubiese establecido una prohibición general contra las Vaporfly, esta parece haber apostado por regular el grosor de la suela de esas zapatillas de alta tecnología. Algunas versiones modificadas de las Vaporfly –quizá las AlphaFly– podrían ser prohibidas en la competición de élite bajo las nuevas reglas que se diseñarán para traer más claridad antes de los Juegos Olímpicos de Tokio. Se restringirá el grosor de las suelas de las zapatillas y también se anuncia una nueva investigación biométrica de largo alcance sobre la tecnología que está siendo usada en las carreras de larga distancia y de velocidad.

En adelante, a las empresas fabricantes se les pedirá la entrega a la IAAF de todos los nuevos prototipos para que esta dé el visto bueno antes de que puedan ser usadas en cualquier competición mayor. Se ha ordenado una paralización de todo tipo de nuevas tecnologías del calzado hasta después de las Olimpiadas de Tokio, pero, eso sí, los récords realizados hasta ahora con las Vaporflys serán reconocidos y seguirán como tales.

Las normas actuales dicen que las zapatillas no deben ser fabricadas para dar una ventaja injusta a los atletas y que deben estar razonablemente al alcance de todos para garantizar la universalidad del atletismo. Pero está claro que algunas formas de tecnología dan una ayuda que contraviene los valores del deporte. El quid, que no ha resuelto la IAAF, radica en buscar el justo equilibrio entre el desarrollo del uso de nuevas tecnologías y la preservación de las características fundamentales del deporte, como el de la universalidad, la accesibilidad y la justicia.