Nagore BELASTEGI
DONOSTIA

Pequeños y coloridos cuadros con vistas a Urgull

A Pepa Ugarte le gusta especialmente pintar la naturaleza. Ejemplo de ello son los cuadros que ha llevado a la galería Ekain de Donostia, donde muestra su particular visión del monte Urgull. En ellos representa diferentes espacios en distintas épocas del año, y para ello ha utilizado acrílicos, óleos y acuarelas, lienzos, láminas y cajas de madera.

La galería Ekain Artelanak de Donostia acoge hasta el próximo 31 de marzo la exposición que Pepa Ugarte ha preparado sobre el monte Urgull, una zona que conoce bien. «He tenido perro y lo paseaba siempre, y ahora el de mi sobrina», cuenta.

Esta donostiarra de 71 años retomó la pintura hace treinta años y, desde entonces, se ha dedicado a plasmar en diferentes soportes y con diferentes materiales la naturaleza. «Pinté, dejé de pintar, hice la escuela de artes y oficios y allí tuve dos maestros magníficos, Cobreros y Ansa, y luego me fui a Japón de azafata con una exposición de Goya. A la vuelta empecé a trabajar en diseño de género de punto, pero tenía mucho que ver con la industria y a mí eso me sacaba de quicio. Lo dejé y retomé la pintura», nos cuenta.

Sus cuadros lucen unos colores realistas, tanto que parecen fotografías. A ello contribuye, en parte, la ausencia de una firma evidente de la autora; suele poner un discreto PU en una zona que no rompa la pintura.

Lo que muestra en la galería es una selección de obras realizadas durante los dos últimos años –aunque hay un par de cuadros que son anteriores– que proponen un recorrido por esta montaña donostiarra. «Es una especie de reportaje fotográfico-pictórico de todos los recovecos y los caminos en diferentes épocas del año. Hay algo de nevado, bastante insólito. Impera el otoño, aunque sea cuando está todo siempre verde. Me interesan bastante las texturas y por eso he representando primeros planos de rocas, troncos, hojas...», comenta.

Hay acrílicos, óleos y acuarelas, pintados en lienzos, láminas y cajas de maderas. También un cuaderno de autor y algunas piezas con elementos de collage a los que ha añadido púas de pino y los parásitos que les salen a los árboles.

«Hay cuadros grandes con detalles y cuadros pequeños con paisajes. No obedece al detalle, obedece a la pulsión del momento. Para reflejar bien un detalle tiene que tener un tamaño importante. Y es que además soy muy minuciosa trabajando», reconoce.

Normalmente trabaja a través de una fotografía porque la luz es cambiante. Por ello, cuando sale a pasear saca fotos, toma notas y hace bocetos y, después, se dedica a pintar en su estudio.

Mirar sin ver

«Una vez un amigo mío, Vicente Ameztoy, me dijo que la gente generalmente miramos pero no vemos. Y es verdad. Creo que cuando pintas tienes otra visión de los elementos. Como es hiperrealista es muy reconocible. Creo que la gente que pasea habitualmente por Urgull va a reconocer todos los sitios», dice sobre sus obras.

Generalmente pinta naturaleza y paisajes. Por ejemplo, ya realizó una exposición sobre Aralar y también le gusta mucho el mar. Según nos contó, le gustan mucho los libros de artista, que pinta cuando viaja, aunque no se pone límites: «Tengo un libro de monjas que es una especie de juego de palabras que empiezan o terminan con ‘mon’ o ‘sor’. Es un libro ilustrado muy divertido que me encantaría editar, aunque pienso que podría interesar a muy poca gente».

En cuanto a las cajas pintadas, que llaman mucho la atención, dice que «son para ponerlas, porque si les das uso pueden estropearse». En su opinión, tienen un formato adecuado para cualquier casa.