Manex ALTUNA

MCCLEAN, EL IRLANDÉS IRREDENTO Y ORGULLO PARA SU COMUNIDAD

James McClean lleva años sufriendo insultos y amenazas en los campos ingleses desde que se negó a portar la amapola en honor a los soldados británicos. Una broma encapuchado le ha costado ahora una sanción, pero el irlandés sigue ayudando a su gente.

Nacido en Derry el 22 de abril de 1989, James McClean es un futbolista con un largo recorrido en las ligas de Inglaterra. Lleva ya casi una década jugando en equipos como Sunderland, Wigan o West Bromwich Albion y, a su vez, ha disputado más de 70 partidos internacionales con la selección irlandesa. En la actualidad, es jugador del Stoke City de la Championship, Segunda División. Con las competiciones deportivas detenidas por el coronavirus, McClean se encuentra confinado en su domicilio como el resto de la población. Entre horas de entrenamientos en solitario y tiempo de disfrute con la familia, al jugador irlandés se le ocurrió subir una fotografía encapuchado a su cuenta en Instagram en la que bromeaba con emoticonos de risas con la frase «hoy toca una lección de historia» sentado frente a sus hijos.

En apenas unas horas la imagen se convertía en viral en redes sociales y en diarios sensacionalistas que no desaprovecharon la ocasión para arremeter contra McClean. Le acusaban de hacer apología del IRA por la capucha. El revuelo montado transcendió hasta su equipo, que al día siguiente le imponía una sanción de dos semanas sin sueldo por considerarlo «inapropiado». El jugador aceptaba la multa, eliminó su cuenta en Instagram y explicaba que en ningún momento quiso ofender a nadie, pero que entendía que lo había hecho y pedía perdón.

La rápida actuación de su equipo contrasta con los años que el irlandés lleva siendo objeto de insultos y amenazas de muerte en los campos ingleses, incluso hasta por hinchas de sus equipos. Casualidad o no, esta temporada el Barnsley fue sancionado en febrero porque sus aficionados insultaron a McClean en un partido disputado en noviembre. Era la primera vez que se actuaba por los abusos en su contra. El jugador lo denunció en el campo y su mujer también mostraba su hartazgo en redes sociales por los mensajes amenazantes que recibían y reclamaba que se adoptaran las mismas medidas que se aplican contra el racismo.

La polémica ha rodeado a McClean desde que en 2012, siendo jugador del Sunderland, se negó a portar la amapola en recuerdo a los soldados británicos caídos en las guerras mundiales y otros conflictos que realizan todos los años en el mes de noviembre. McClean fue muy claro al explicar su postura: «Para la gente del norte de Irlanda como yo, y específicamente para los que somos de Derry, escena de la masacre del “Bloody Sunday” –cuando el Ejército británico mató a 14 civiles republicanos irlandeses–, la amapola tiene un sentido muy diferente». Y añadía que ponerse ese emblema «sería visto como una falta de respeto por esa gente, que es mi gente». En 2015, jugando un amistoso con el West Bromwich en EEUU, dio la espalda al himno británico del «God Save The Queen», volviendo a estar en el ojo del huracán para la prensa sensacionalista y patriotera.

Un símbolo para la unión de la isla

McClean nació casi veinte años después del Bloody Sunday y tenía 9 años cuando se firmó el Acuerdo de Viernes Santo que sentó las bases para poner fin al conflicto armado en el norte de Irlanda. Creció en el barrio de Creggan que, junto al Bogside, conformaba el área liberada conocida como Free Derry, y en su honor lleva tatuado en un muslo el mítico muro de la entrada. Inició su carrera en el equipo de su ciudad y siempre ha tenido claro de dónde viene. Por ello, es muy respetado y reconocido por ayudar a los que más lo necesitan. La semana pasada trascendía que el hospital de Derry había recibido una donación de material sanitario por su parte para hacer frente al coronavirus. Fue el responsable del centro el que lo hizo público en declaraciones a la BBC. No es la primera vez que ayuda económicamente a los más desfavorecidos. Hace unos años se conoció que impulsaba distintas iniciativas en favor de los “sin techo”.

Asimismo, es un símbolo para la unión de la isla. McClean rehusó a jugar con la selección del Norte de Irlanda al no sentirse cómodo con la escenografía unionista que sigue rodeando al equipo y optó por jugar con la República del Sur al igual que hace el Derry, que compite en la Liga irlandesa por los ataques que sufría en los campeonatos del norte. En este sentido, la europarlamentaria del Sinn Féin, Martina Anderson, subía al estrado en Estrasburgo en su última intervención antes del Brexit con una camiseta del jugador con la selección de Irlanda. Anderson, que también es originaria de la misma ciudad, reivindicaba a través de su figura la reunificación de los 32 condados para permanecer dentro de la Unión Europea.

El caso de McClean es el más conocido, pero otros jugadores irlandeses tampoco se han escapado de la persecución mediática por posicionarse en temas políticos. Shane Duffy, su compañero en la selección y que proviene de la misma localidad, revelaba en su día que sufrió presiones por colgar un mensaje en reconocimiento a Martin McGuinnes tras su fallecimiento. El Brighton le exigió que retirara las palabras y el jugador se negó argumentando que eran sus ideas. Los McClean y Duffy podrían jugar el verano de 2021 en San Mamés ante la selección española si logran la clasificación para la Eurocopa. Deberán superar la repesca, primero ante Eslovaquia, y después, ante el vencedor del duelo entre Bosnia-Herzegovina y el norte de Irlanda. Con ese objetivo acaban de cambiar de entrenador. Stephen Kenny –el técnico con más éxitos en la liga irlandesa en los últimos años– ha tomado las riendas del equipo en sustitución de Mick McCarthy.