Iñaki TELLERIA
CICLismo

Giro salvado y Vuelta otoñal

La imposición de la celebración del Tour en septiembre retrasa a fechas inusuales a las otras dos grandes carreras de tres semanas.

La Unión Ciclista Internacional (UCI) hizo oficial ayer lo que la empresa ASO, organizadora del Tour, ya había adelantado el martes, y es que la carrera francesa se retrasará dos meses para celebrarse del 29 de agosto al 20 de septiembre. Añadió además que el Giro sobrevivirá disputándose en octubre y que a la Vuelta que van a quedar con las sobras; es decir, se correrá entre la última semana de octubre y la primera quincena de noviembre cuando, en teoría, el ciclismo está de vacaciones tres semanas después de la última carrera, el Tour de China.

La segunda parte de la temporada no va a tener nada que ver con lo visto hasta ahora porque si habitualmente las tres grandes carreras cubrían casi cinco meses de calendario –los de metereología, teóricamente, más benigna–, tras el cambio confirmado ayer se solventarán en tan solo tres meses y con dos de ellas en pleno otoño, lo que puede complicar su celebración, sobre todo en el caso de la Vuelta.

Lo único que han mantenido inalterable entre las grandes citas han sido los Mundiales en ruta, que tendrán lugar como estaba previsto entre el 20 y el 27 de septiembre en la localidad suiza de Aigle-Martigny.

El Tour: «Considerado capital»

Tras anunciarse las modificaciones de manera oficial, el presidente de la UCI, David Lappartient, justificó la deferencia total con el Tour diciendo que «el mantenimiento de esta prueba en las mejores condiciones posibles ha sido considerado capital a la vista de su posición central en la economía del ciclismo y por su exposición, en particular para los equipos que tienen en ella una visibilidad incomparable», señaló.

La máxima entidad internacional decidió también programar los campeonatos estatales para el fin de semana del 22 y 23 de agosto, justo antes de que parta el Tour desde Niza.

Los ‘monumentos’ del ciclismo, como la Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastona-Lieja y Giro de Lombardía, que habían sido suspendidos a causa del coronavirus, serán reprogramados a lo largo de la temporada «en fechas todavía por definir».

Las etapas vascas, directamente afectadas por el retraso del calendario

A pesar del grave contratiempo que supone para la carrera el retraso de dos meses, Javier Guillén, director de la Vuelta, no tuvo mayor ocurrencia que decir que «agradezco al Tour y la UCI la celeridad a la hora de ofrecer las nuevas fechas del calendario».

Guillén, también empleado de la empresa ASO propietaria de Tour y Vuelta, añadió feliz que «ya podemos trabajar en el resto de fechas para las carreras hasta final de año», y también anunció ya han iniciado «conversaciones entre todos los operadores del ciclismo para buscar el encaje en el calendario» porque «el panorama ha quedado aclarado y ahora espero que, antes del 15 de mayo, quede resuelto totalmente el calendario ciclista».

El principal problema para la Vuelta ha sido que, para colocar el Tour donde les apeteciera, los de ASO han tenido que ceder con los organizadores del Giro y meter la carrera italiana con calzador. Esto supone retrasar la Vuelta dos meses, pasando del verano a bien entrado el otoño, lo que permite aventurar que habrá menos gente en las carreteras y que el riesgo de una climatología adversa es mucho mayor.

El cambio afecta directamente al paso por Euskal Herria, que se retrasará de mediados de agosto a finales de octubre o principios de noviembre. Tras su salida de Países Bajos la carrera tiene una jornada de descanso en Irun, previa a la etapa entre Irun y Arrate (4ª). Luego vienen la 5ª, entre Iruñea y Lekunberri, y la 6ª, entre Lodosa y Vinuesa (Soria). Finalmente, tras el segundo descanso en Gasteiz, la 10ª etapa sale de la capital alavesa hasta Valdegobia.GARA