NANTEK CONVIERTE EL PLÁSTICO EN COMBUSTIBLE DE SEGUNDA VIDA
Nantek, una joven empresa bizkaitarra, recicla desechos plásticos a través de un proceso termoquímico del que obtiene combustible y productos de valor para la industria. Una innovadora propuesta reconocida en los premios Emprendedor XXI de Caixabank.

Un litro de combustible por un kilo de plástico. La startup getxoztarra de nanoelementos Nantek ha desarrollado un proceso químico que convierte los residuos plásticos en combustibles y productos de valor para la industria. Una solución revolucionaria y sostenible que, entre otros objetivos, busca «limpiar y limitar» la llegada de estos materiales a vertederos e incineradoras. La iniciativa cofundada por Carlos Uraga y Koldo Manero ha recibido recientemente el premio Emprendedor XXI impulsado por Caixabank en la categoría Impact.
Uraga es un ingeniero industrial al que siempre le han interesado los materiales. Hace años ya intentó poner en marcha un proyecto, aunque realmente conoció el mundo del emprendimiento en Erle Robotics, donde estuvo durante cuatro años. Abandonó la startup en 2018 con esta idea en mente, que viene de una investigación en la que vio el potencial de la transformación de residuo plástico en combustible mediante el uso como agentes reactivos de ciertos elementos. A partir de ahí, constató que «tenía sentido, encaje» y el mercado demandaba este tipo de soluciones. «Muchas veces la gente olvida que la tecnología, por muy buena que sea, no va a ningún lado si el tiempo del mercado no es el correcto», apunta.
Tras meses de trabajo, en 2019, dio de alta la actividad junto a Manero, compañero de carrera. El director general considera que su trayectoria le ha sido útil en esta nueva empresa: «Conoces inversores, el método, sabes lo duro y lo difícil que es. Sabes a lo que te enfrentas... Te da un bagaje»; si bien reconoce que es «difícil y más duro de lo que esperaba». Al ser un tema industrial, requiere de mayor financiación, porque los equipos son muy caros. A eso hay que sumarle el impacto de la covid-19, que ha frenado a los inversores y ha obligado a Uraga a pedir un crédito personal. «Hay que rasgarse las vestiduras, es mucho estrés», afirma. Hasta el momento han financiado todos sus pasos con recursos propios, pero en breve esperan recibir la ayuda del Gobierno de Lakua y la Diputación Foral de Bizkaia.
«Una grata sorpresa»
A pesar de las dificultades, no todo ha sido malo en las últimas semanas. El 27 de mayo se alzaron con el galardón de la categoría Impact en los premios Emprendedor XXI, a los que se presentaron casi un millar de candidaturas. Dotada con 15.000 euros, la distinción supone «una garantía» de que están haciendo algo sólido, ya que el soporte de una entidad como Caixabank «le da consistencia y empaque». Además, el reconocimiento les da acceso a un programa de acompañamiento internacional en alguno de los principales hubs de innovación del mundo, como Silicon Valley o Cambridge, que el responsable espera aporte a Nantek «red, contactos relevantes y expansión internacional». El responsable admite que esperaba estar entre los finalistas, pero no ganar, «ha sido una grata sorpresa».
La innovadora propuesta de Nantek es un proceso para reciclar desechos plásticos con el uso de elementos químicos avanzados y nanoelementos. Introducen los residuos en un reactor a alta temperatura de presión, añaden sus reactivos, «como si fueran cápsulas de lavavajillas», y se produce una reacción de pirólisis que descompone todos los materiales a la vez que genera tanto combustibles como productos de valor añadido que se pueden usar como materia prima en ciertas industrias. La ventaja de sus procesos es que pueden emplear los residuos mezclados, tal y como se recogen para llevarlos al vertedero o a la incineradora. No es necesario prepararlos, separarlos o apretarlos, y en consecuencia, su rendimiento es superior al de la competencia, el beneficio y la viabilidad del proyecto son mayores.
Sus clientes potenciales son empresas de blending –mezclan combustibles–, petroquímicas y refinerías a los que les ofrecen combustibles de segunda vida, ya que la regulación les obliga a que su producto no provenga exclusivamente de combustibles fósiles y una parte sean reciclados. Por su parte, los residuos plásticos que emplean provienen de ayuntamientos, industria, así como recicladores.
Junto con el tratamiento, han diseñado los reactores y equipos necesarios para llevarlo a cabo. Están fabricando una planta piloto en Zamudio, que prevén estará lista para finales de este año o principios del siguiente; con la que esperan «validar» el proyecto. Allí mostrarán a potenciales clientes el proceso a escala industrial, a fin de llegar a acuerdos para la construcción de plantas de tranformación. También están en conversaciones con el Ejecutivo de Lakua para decidir la localización de una planta de producción.

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