Imanol INTZIARTE
DONOSTIA

Se dispara el coste del tramo del Metro entre Easo y Miraconcha

Eusko Trenbide Sarea estudia anular el contrato para volver a licitarlo por mucho más dinero, 27 millones extras en el mejor de los casos. Argumenta que la «aparición de arenas a gran profundidad» obliga a utilizar «un sistema constructivo conocido como Jet Grouting» que dispara los sobrecostes por encima de lo permitido legalmente.

El desprendimiento que tuvo lugar el pasado junio en un sótano de la calle Zubieta confirmaba lo que muchos venían advirtiendo; el paso del Metro por la bahía de La Concha no iba a ser un camino de rosas.

«En uno de los frentes de excavación, la discontinuidad del terreno provocó la afluencia imprevista de aguas, lo que generó el descalce de un edificio en el paseo de La Concha. Para superar este contratiempo, se están aplicando inyecciones de lechada de mortero para consolidar el terreno», recordaba ayer Eusko Trenbide Sarea (ETS), tras publicarse que la obra está parada «sine die» en esa zona.

Hubo que desalojar el número 8 de la calle Zubieta, el portal contiguo, el Hotel de Londres y el gimnasio Hegalak. Unos días después, responsables tanto del Gobierno de Lakua como del Ayuntamiento de Donostia trasladaron entonces un mensaje de tranquilidad.

El director técnico de la obra, José Mari Gutierrez, indicó que «no éramos conscientes de esa comunicación entre el túnel del topo y el edificio, porque estamos aproximadamente a unos 120 metros del edificio. Pero hemos constatado que es una zona cárstica con una serie de oquedades que tienen contacto directo con el edificio número 8».

Días más tarde, ELA hizo público un vídeo en el que se observaba cómo días antes del derrumbe una filtración de agua inundaba el túnel. No se tomaron medidas, denunció entonces el sindicato.

Arena junto a la playa

Han pasado mas de tres meses y medio, y aunque las obras del túnel de La Concha permanecen paradas desde entonces, ETS anunció ayer que está estudiando «rescindir el contrato del tramo Miraconcha-Easo» debido al «importante incremento del presupuesto derivado de las incidencias geológicas surgidas en la ejecución del proyecto».

De ello se desprende que cuando se aprobó el proyecto los estudios sobre el terreno que debía atravesar no eran todo lo exactos que cabría esperar. En la versión oficial a esto se le llama «aparición de arenas a gran profundidad». Junto a la playa.

Ya el pasado enero, explicó ETS, hubo que comenzar a utilizar «un sistema constructivo conocido como Jet Grouting. Se trata de una técnica de alta presión para tratamiento de suelos poco compactos, mezclándolo y sustituyéndolo por cemento».. Seis meses después de produjo el desprendimiento.

La cuestión es que estos tratamientos suponen «un sobrecoste presupuestario superior a lo que permite la ley de contratación, por lo que ETS estudia la posibilidad de rescindir el contrato actual. En aproximadamente dos meses se redactaría un nuevo proyecto constructivo, basado en un 95% en el actual pero que incluya las soluciones constructivas, que saldría a licitación antes de fin de año, con la idea de que el nuevo adjudicatario pueda reanudar las obras a pleno rendimiento hacia el mes de mayo». Unos ocho meses de retraso y mucho más dinero público gastado.

Oferta un 26% más baja

Este tramo, de poco más de dos kilómetros de longitud, se adjudicó en diciembre de 2017 por 53,2 millones de euros a la UTE Sacyr-Cavosa-Campezo-Mariezcurrena-Zubieder. La cantidad era un 26% menos del precio de licitación previsto en un principio por ETS, 71 millones.

La compañía pública no ha concretado cuánto sobrecoste ha calculado, pero EH Bildu Donostia lo cifra «entre el 50% y el 70%». En el mejor de los casos sería un gasto de unos 27 millones de euros más, y hasta 37 millones en el peor.

Según adelantaba en su edición de ayer ‘Noticias de Gipuzkoa’, la UTE ya ha rescindido el contrato de 28 trabajadores que llevaban a cabo tareas de excavación.